Visita la Ramones Casa Club en ecatepunk
ENTREVISTAS MÚSICA

Visita la Ramones Casa Club en ecatepunk

GABBA GABBA HEY!

Son muchos los libros, documentales, tributos, ediciones especiales y otras rarezas que existen sobre los Ramones, esa banda de punk que desde la década de los setenta hizo volar cabezas con su música, gracias al tirón que le dieron a la evolución del rock. Pero existe sólo un lugar que tiene todo lo que no suele encontrarse en otro espacio: una vida ramonera para compartir. Se trata de la Ramones Casa Club de los Ramones y está en el Estado de México, en la falda de los cerros de asfalto que conforman los barrios de Ecatepec, ¡perdón!… Ecatepunk.

«Si hubiera admirado sólo a virtuosos cuando era niño, entonces nunca habría comenzado. Descubrí a los Ramones y me di cuenta que la música era algo que podía hacer en ese momento«. John Frusciante, guitarrista.

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Fotos: Pedro Zamacona 

A menos de un mes de la muerte de Tommy Ramone, último integrante vivo de los Ramones originales, Alejandro Garrido —también conocido como El Roka en el barrio de Ecatepec y en el Tianguis del Chopo, donde trabaja en el puesto 127— nos presentó el santuario ramonero del que es fundador y actual director: la Ramones Casa Club (también conocida como el Museo de los Ramones). Un lugar por el cual el artista y creador del logo de los Ramones, Arturo Vega, pasó buenos momentos y donde dejó un legado material e inmaterial que conocimos de voz de El Roka.

Los maloiks, las melenas hippies, las chamarras de cuero, los pantalones ajustados o las moicanas de colores vivos como erupción de volcanes, se levantan de igual manera cuando se trata de los Ramones. La universalidad que el grupo posee sigue creciendo hasta la fecha.

Sus seguidores, testigos de su surgimiento en el 74, otros que nacieron cuando la banda ya se había desintegrado, fervientes admiradores que conocen cada verso de sus letras y los que simplemente desean saber quién demonios son los Ramones, se congregan en esta casa para conocer su punk setentero, que ya deja de serlo para transformarse en: La música. La música de las orugas que decidieron volar sin esperar a ser bellas mariposas.

Además del museo ramonesco abierto en Alemania en 2005, el Museo de los Ramones, ubicado en la colonia Piedra Grande, Ecatepec, Estado de México, es el único santuario en el continente americano que reúne objetos, anécdotas y admiradores de cepa de la que para muchos fue —y es— la mejor banda de todos los tiempos.

RAMONES: 40.1 AÑOS DEL PUNK

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Fotos: Pedro Zamacona 

Cuando uno se inicia en el aprendizaje de la guitarra, el bajo o la batería, es común escuchar: Aprende algo de punk, es fácil… Debes empezar con esto. ¿Qué tal con las quintas de algunas canciones de los Ramones como Blitzkreig Bop o I don’t wanna walk around with you? Bueno, está bien, puede ser… relativamente. Por ello, el virtuosismo de estos músicos giró en otro sentido: en la capacidad de ser uno mismo.

Joey, Johnny, Dee Dee y Tommy nos mostraron lo difícil de una manera más fácil. ¿Cómo? Simplemente haciéndolo. Y sí, puede resultar sencillo, pero sin ellos, la mayoría nunca se hubiera tomado el tiempo de sostener una guitarra y querer rasguearla rápidamente. Y nada más. Suficiente para sentir que lo es todo, que suena bien, y que es lo mejor del mundo mientras dura.

Alejandro Garrido es comerciante, rockero de profesión y ramonero a morir. Desde los 14 años sintió atracción por el rock and roll en general, desde el blues hasta los primeros grupos punkis. El punk rock que rompió con lo clásico (los Ramones) es lo que me atrapó. Yo viví casi toda esa generación de los ochenta, que fue la primera generación aquí en México. El primer objeto que tuve de ellos fue un botón. A sus casi 50 años, los recuerdos y la cantidad de cosas que tiene siguen creciendo, ahora convertidas en museo.

EL TSUNAMI ELÉCTRICO: LOS RAMONES EN 47 CANCIONES

GABBA GABBA HEY! EL SALUDO

Una chamarra de cuero pintada sobre la pared exterior de la casa, el logo de los Ramones mexicanizado y banderines ondeantes con el viento, son las señales para saber que has llegado. Por fuera de la vivienda, una placa dice Hola a los visitantes.

El logo ha sido transformado: el bate que sostiene el águila en los discos de la agrupación es en este caso un mazo azteca, y las ramas de olivo son ahora nopales, así, espinosos. Cuando Arturo lo vio le encantó, cuenta El Roka. Se impactó un poco y dijo: “puedes hacer lo que quieras con el logotipo”.

Un estrecho pasillo se convierte en la “alfombra roja” con las estrellas doradas de algunos rockeros de fama, desenterradas del Hard Rock Café México y trasladadas a éste, el hogar de una “familia feliz” que esperó tres años en ver terminada su morada.

Esto nació como un sueño muy personal, que después fue tomando forma. Un proceso de toda mi vida. Hasta el día de hoy sigo consumiendo cosas de ellos [de los Ramones]. Me siguen sorprendiendo. Garrido conoció a Arturo Vega en 1995 y con el apoyo del ex manager el proyecto creció.

La ideología ramonera de poder hacer las cosas se impuso en este caso: siempre quise demostrarle a la gente que hay cosas que valen la pena, que no siempre el dinero es lo que tiene valor en la vida. Son las cosas que se hacen con el corazón y sin pensar en el dinero. Y creo que nos están saliendo bien. 

TOMMY Y EL TSUNAMI ELÉCTRICO DE LOS RAMONES

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Fotos: Pedro Zamacona 
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Fotos: Pedro Zamacona 

CASA DE UNA HAPPY FAMILY

Al interior, los muros son el puente para las anécdotas. Éstos se encuentran tapizados de fotografías originales y autografiadas por todos los integrantes; cuelgan playeras con diferentes estampados; discos clásicos y rarezas; pinturas e ilustraciones; y pósters, tickets y propagandas de algunos de los conciertos que los Ramones ofrecieron, como el del Ex Balneario Olímpico en Pantitlán, en el Distrito Federal.

Los Ramones se presentaron en México por primera vez en 1992. Alejandro cuenta que en esa ocasión les abrieron grupos punkis de la escena. Al principio propusieron a La Lupita, que era un grupo fuerte en ese momento, pero no era de la línea del punk rock, ellos traían un rock alternativo; entonces, como que no era algo muy chingón que les abrieran. Los organizadores lo comprendieron y de última hora cambiaron el programa, al final pusieron a los Yaps y grupos punks muy representativos.

En las vitrinas se cuelan súper héroes como El Capitán América, favorito del guitarrista Johnny Ramone, o El Hombre Araña, ideal para Joey. Además de cómics, revistas, libros, botones, cigarrillos, tenis y cinturones. Son alrededor de 20 objetos autografiados por cada integrante de la banda.

Los tesoros que se resguardan ocupan la planta baja y un primer piso. Hasta en la cocina y en la terraza se encuentran joyas montadas tal y como el mismo Arturo Vega lo quiso. Las cosas más chidas son las cosas que Arturo me empezó a donar, porque todas traen las firmas de ellos. Son cosas con doble valor, porque tienen la firma de los Ramones y por que me las dio él,  Arturo, la persona más grande que estuvo al lado de la banda.

Alejandro cuenta que los Ramones durmieron, vivieron y crecieron en el departamento de Arturo. Les brindó todo el apoyo para que los Ramones fueran lo que fueron. Mismo apoyo que ha hecho que la Casa Club sea hoy lo que es. Las cosas que Arturo me donó son las más valiosas que tenemos aquí.

La terraza de la casa es un espacio para la música en vivo, los tributos y los distorsionadores; para hacer sonar el himno Hey Ho! Let´s Go! Bandas como Sin Solución o los Yaps, quienes se reunieron para la inauguración de la Casa Club, el 12 de mayo del 2013.

Casi un mes después falleció Arturo Vega (8 de junio de 2014). En este espacio, las agrupaciones suelen revivir cada canción de manera explosiva y con igual brío, capaz de transmitir la misma energía que corre por los cables, los enchufes y el sudor.

Cuando se entraba a los toquines de los Ramones en México (Tijuana 91 y Ciudad de México 92 y 93), los boletos te los quitaban y te los rompían, los que hay en la casa  fueron salvados. Recuerdo que a mí me dieron algunos carteles de la primera vez que iban a venir, y sí repartí algunos pero me quedé con muchos porque no los quise dar, me gustaban tanto, reconoce El Roka.

Casa Club es un lugar para ser feliz. Vivish Ramone, baterista de Sin Solución.

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Fotos: Pedro Zamacona 
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Fotos: Pedro Zamacona 

ALEMANIA, MÉXICO Y BRASIL

La Ramones Casa Club en Alemania fue inaugurado en 2005 por Arturo Vega. Hay otro en Brasil, pero es un cuartito muy pequeño, como de 4 por 4 metros. Vende el 90% de cosas y exhibe el 10%. Nosotros vendemos el 5%, botones, flayers, cosas de Casa Club, pines; pero son pocas cosas, tratamos de exhibir y de mantener al grupo en alto. 

RAMONES Y ECATEPEC 

Los Ramones venían de los suburbios, nosotros somos barrio, pero vivían lo mismo. La pobreza donde quiera es pobreza y la riqueza también. El punk rock ha sido parte de ello y los jóvenes siempre se han identificado con eso porque es un género que está en contra del sistema, de la gente que trata de manipular. Vivimos cosas semejantes aunque seamos de épocas y países distantes. Las letras hablan de sus novias, las drogas y rock and roll, significados que los jóvenes entienden.

En Casa Club nos mantenemos con respeto. Es un proyecto que, para El Roka, se ha manejado con amor, decisión y coraje. Como él dice: no es una pulquería, no es un bar, es una casa club nada más. En su puerta no sólo entran rockeros ni ramoneros. Llega gente “normal”, familias que no tienen a veces nada que ver con la música pero que, por pura curiosidad o morbo, llegan a este espacio.

El lugar es un chance para todos los rockeros de reivindicarse con una de las bandas más importantes de la historia del género; para los seguidores, una obligación indiscutible; y para los que están atravesando el umbral, es cuestión de simplemente meter el otro pie. Gracias a la Ramones Casa Club por la lobotomía ramonera.

CJ RAMONE: EL FAN QUE FUE AMIGO E INTEGRANTE DE LOS RAMONES

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Fotos: Pedro Zamacona 

CÓMO LLEGAR

Tomas la combi Piedra Grande que sale en el andén A y B del paradero de Indios Verdes, bajas en “Las Bardas” y la primera calle que va hacia el cerro es la indicada. Las docenas de escalones serán tu boleto de entrada.  Al final sabrás cuando el premio de subir es bajar.

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Mercedes Matz

Colaboradora y escritora. Ecléctica y fanática del blues, la astronomía y Takeshi Kitano. [email protected]