El investigador Bob Hendrikx, es el creador de un ataúd biodegradable capaz de acelerar el proceso de descomposición del cuerpo. En pocas palabras, es capaz de convertir un cuerpo humano en abono.
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«Living Cocoon» es le nombre de este invento y fue usado recientemente por primera vez, por una señora de 82 años cuyo cuerpo se va a descomponer por completo en un periodo de 2-3 años. En otras circunstancias, este proceso que lleva más de una década en un ataúd de madera clásico.
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Según Hendrikx, este ataúd de hongos permite iniciar de manera natural el ciclo de la vida. Además de que no contamina el medio ambiente con las toxinas presentes en el cuerpo y todo lo que se pone en los ataúdes. La tapa del féretro , esta hecho con hongos, lo que hace que el ataúd también sea mucho más ligero, y de menor precio.
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«El «Ataúd viviente» nos permite a las personas, una vez que muramos, a volver a ser uno con la madre tierra y enriquecer el suelo, en lugar de contaminarlo”, explicó Hendrikx
Para lograr fabricarlo, es necesario cavar bajo la turba en el bosque, extraer micelio puro proveniente del hongo. Después se debe mezclar con aserrín de madera, y poner el todo en la horma de un ataúd clásico. Una semana más tarde, todo eso se transforma en un organismo vivo en forma sólida.
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Hendrikx, y su grupo de investigadores, trabajan en un nuevo ataúd, pero esta vez hecho con hongos bioluminiscentes con la finalidad de remplazar las velas y flores.
