David Suárez nos demuestra que la comedia no debe ser siempre muta. Cada vez se juega más con el pacto con el público y se le sitúa en un estado de excepción donde la verdad y la ficción son indistinguibles. Desde fotografías de personas comiendo sobre sus bebés, hasta casas construidas sin supervisión nos damos cuenta que el mundo está de cabeza.
«La comedia, como cualquier género de ficción, funciona mucho mejor cuanto menos repares el engaño», mencionó el artista.
Y bien, les recordamos que el humor de David no es para todos, ya que puede parecer muy hiriente, clasista y sexista basado en los parámetros que han surgido últimamente pero es que la realidad sigue siendo incorrecta y hay que retratarla para conocer un poco más cómo nos vemos al hacer todo eso que nos molesta de los demás como sociedad.
A Suárez le gusta el humor negro, considera que el sexo y la comedia son enemigos de la moral porque nos hacen seres auténticos porque está prohibido hacerlo en público, no fingir ser bueno, correcto perfecto. Cuántas personas fingen ser otras sólo para encajar en estándares fijados por la sociedad.
«Hacer humor negro es como follar en público».
Hay que ver al mundo con todos sus matices porque los hay buenos y malos, blancos y negros pero se deben apreciar para no olvidar la realidad. Los problemas en la sociedad como: la pederastia, el sexismo, determinadas enfermedades o los crímenes mediáticos.
«La gente piensa que cuando hago chistes sobre estas cosas estoy disfrutando del sufrimiento de las víctimas. Pero no son chistes sobre la persona, sino sobre el propio tabú».
David Suárez concibe el humor como democracia radical. En la vida se ríe de todo y todos casi por igual y ahí es donde se ven las diferencias sociales.
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