Mariel Clayton es una fotógrafa sudafricana originaria de Durban. Las imágenes de la artista se han popularizado, ya que utiliza muñecas Barbie de una manera poco tradicional pues las coloca en situaciones violentas, sexuales, suicidas, de adicciones y hasta homicidas.
La fotógrafa, se ha dedicado a crear un muy oscuro, sarcástico y grotesco trabajo con un estilo salpicado de sangre.
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Clayton tuvo una formación totalmente autodidacta, comenzó con una cámara y un gran interés en la fotografía de viajes, pero descubrió el mundo de los artículos en miniatura en una tienda de juguetes de Tokio.
Aquellas miniaturas surrealistas cambiaron los intereses de Mariel, llevándola a fotografiar muñecas Barbie como una forma de expresión. Cada una de las escenas contiene un gran contexto y trasfondo, pues desde el inicio el simple hecho de utilizar esa muñeca exactamente conlleva un fuerte simbolismo.
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Barbie simboliza una figura tan perfecta, plástica, asexuada y estilizada que ha llegado al punto en el que no tiene ninguna personalidad en absoluto, por lo que Mariel pensó que sería la modelo perfecta para explorar su lado «obscuro».
El resultado de las fotografías son frecuentemente sexuales, muy violentas y sangrientas. Sin embargo con un toque extremo de sobriedad y tranquilidad que refleja la misma muñeca. De igual manera se pueden rescatar varios elementos inclinados hacia el feminismo, la violencia en contra de la mujer y el rompimiento de tabúes y estereotipos relacionados con las mujeres.
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«Soy una fotógrafa de muñecas con un sentido del humor subversivo.»
Mariel Clayton
Debido a nuestra cultura y por la manera en que somos o fuimos criados la muñeca Barbie jugó un papel fundamental en nuestra infancia. Esto aplica para niños y niñas, por lo tanto toma todavía más fuerza el mensaje que Mariel Clayton refleja en sus fotografías.
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Esos mundo en miniatura, esas habitaciones las transforma la artista cuando inserta una mezcla peculiar de obscenidad y ultra violencia en escenas domésticas aparentemente inocentes. Por que esa el realidad para muchos a diario, la violencia nos persigue hoy más que nunca. Las sonrisas fijas y los actos escandalosos de las muñecas se burlan del consumismo, la artificialidad y lo ordinario de la vida suburbana; otras escenas son más juguetonas y sinceras con sus representaciones de sexo.
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