Eugenio Merino es un artista que ha conseguido poner en el centro de la mesa lo hipócrita que puede llegar a ser el arte
El planteamiento de que el arte ha estado siempre al servicio del poder y la riqueza no es algo nuevo, sin embargo, Eugenio Merino ha logrado evidenciar y potenciar este debate.
Merino (Madrid , 1975) es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y en los últimos 10 años su obra ha estado en el centro del huracán consiguiendo que millones de miradas se posen sobre ella.
Su trabajo se ha expuesto de manera individual y colectiva en galerías nacionales e internacionales sumando Estados Unidos, Bélgica, Brasil e Italia a la lista (por mencionar algunos).
La obra del artista está llena de planteamientos políticos, sátiras y críticas agudas a la sociedad y al mundo cultural.
El discurso de Merino ha logrado poner el dedo en la llaga demostrando que el arte y la cultura son dos productos más al servicio del capitalismo.
A pesar de la vigencia del debate actual, no podemos evitar preguntarnos ¿desde cuándo las actividades artísticas han sido privilegio de las élites?
El trabajo del escultor español fomenta a reflexión e invita a la audiencia a ser más críticos y selectivos con lo que consumen y con el lugar en el que habitan.
El artista no se encierra en un estilo y corriente artística específica, pero se le ha identificado con hiperrealismo, sus esculturas han alcanzado a figuras políticas, religiosas y culturales.
Lanzando reflexiones a través de sus piezas
Entre sus obras destaca la instalación Stairway to heaven en donde se puede ver a un judío encima de un católico que a su vez se encuentra sobre un musulmán.
Todas las figuras se encuentran dispuestos en una especie de hilera para subir al cielo y fueron expuestas en ARCO.
La pieza causó gran controversia y rechazo, especialmente proveniente del pueblo israelí.
Luego de esta controversia vendría su serie de dictadores, esculturas de políticos en diversas situaciones, una de las más problemáticas fue el proyecto Always Franco.
La pieza muestra al dictador Francisco Franco dentro de un refrigerador de Coca Cola; hace lo mismo con las figuras de Fidel Castro, Mao Tse Tung, George W. Bush, entre otros.
Otra escultura que generó mucho debate fue la del artista Damien Hirst disparándose en la cabeza, de esta manera Merino critica las circunstancias que se han creado en el mundo contemporáneo del arte y la manera en que Hirst lo vende.
Los cadáveres de Pablo Picasso o Andy Warhol también destacan dentro de su obra, aquí el artista ha declarado que busca evidenciar la explotación que tanto los países como el sistema cultural ha hecho de figuras tan importantes: como crear una marca que consumir.
Si quieres conocer más información de su obra visita su sitio web oficial.
Leer más: Elemental, 20 minutos, Guntergallery.
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