La celebración del Día de Muertos tiene sus raíces en las culturas prehispánicas de Oaxaca y es la festividad más importante para la gran mayoría de los pueblos indígenas de la entidad. Son los días más especiales, en los que, como dice la gente, las ánimas pueden regresar del más allá a convivir con sus familiares. Como cada año, en la noche del 31 de octubre pobladores de Santa María Atzompa, comunidad que se encuentra a 30 minutos de la ciudad de Oaxaca, se dieron cita a partir de las 8 de la noche en el panteón municipal para velar y recibir a sus muertos, ofreciéndoles velas, flores y música.
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El frío de la madrugada no es impedimento para que los familiares de los difuntos esperen toda la noche hasta que llegue la mañana. Con pan, chocolate y mezcal se pasan las horas hasta que llega el momento de retirase. Es un tiempo en el que locales, así como turistas nacionales y extranjeros, conviven entre sí y con los muertos.
El panteón de Santa María Atzompa se llena con la luz cálida de las velas, y se genera un ambiente en el que se funden los habitantes y el más allá.
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MUERTEADAS
Las Muerteadas son una tradición que se realiza en varios barrios de Villa de Etla. Una manera más en la que los habitantes celebran a los muertos. Para muchos de ellos es uno de los días más importantes y esperados del año, ya que la elaboración de sus disfraces puede tomarles varios meses, y esperan esta fecha para poder lucirlos. Portar el disfraz más original o mas elaborado es una verdadera competencia entre los diferentes barrios.
Al ritmo de música popular, con la que una banda de viento ameniza, los pobladores se reúnen y desde la tarde del 1 de noviembre recorren el pueblo para llegar al atrio de la iglesia, en donde la fiesta y el baile continúa hasta la mañana siguiente.
Se pueden encontrar personajes fantásticos, de películas y los más populares. Para el aguante de toda la noche hay comida y bebida. Esta fiesta se repite ocho días después, y se le conoce como «La Octava».
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Por Jalil Olmedo / @jalilolmedo
