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Mala Rodríguez: Fuego y flow en el Auditorio Blackberry
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Mala Rodríguez: Fuego y flow en el Auditorio Blackberry

La Mala Rodríguez hizo gala de su malicia flamenca. En un show lleno de flow y sensualidad, desquició en la noche del pasado 17 de febrero, a un pequeño grupo de espectadores reunidos en el Auditorio Blackberry de la CDMX.

Con un vestido entallado que mostraba un tono negro con toques blanquecinos, la niña malcriada rompió por completo el estereotipo de la vestimenta atribuida al Hip Hop.

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Mala Rodríguez

Pero esa no fue la única travesura de la noche, la Mala Rodríguez mencionó durante toda la presentación que la maldad reina sobre su ser. Misma que le permitió apoderarse no sólo del escenario, sino de todo el espacio al descender para tomarse fotos y brindar. La seguridad del recinto fue presa del arrebato y desenfreno de los asistentes, y claro, su mala.

La malicia se esparció a través de la rima poderosa y el ritmo sugerente de «La Niña», la Mala Rodríguez, española que recién cumplió 44 años. Con «Quién manda» puso a bailar a todas y todos, y «Peleadora» mostró que con ella presente la maldad no sólo es permitida, sino celebrada. Además de que la perversidad femenina tiene un espacio muy especial, a su lado, en su espectáculo brujil.

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Entre canciones coreadas mayormente por mujeres, a las que llamó «mis brujas», relató su primer visita a México. A los 18 años se enamoró de la entrega del público mexicano, al que reconoció como uno de los que más disfrutan de su música.

La Mala Rodríguez volvió años después para exponer sus letras en un espacio más grande. Desde entonces, la Ciudad de México ha sido destino de todas sus giras: desde su primer disco, Lujo Ibérico, ahora con Mala, y con la promesa en un «Tatuaje» de regresar con su nuevo álbum.

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El furor no decreció en lo absoluto. La Mala Rodríguez, cadenciosa, se difuminó como la maldad: despacio y dejando huellas a su paso. El rito maléfico terminó y las luces se apagaron.

La dueña de la noche, y festejada, demostró que la fama de mala no es sólo un recurso de mercadotecnia, sino un escandaloso estilo de tomar el escenario.

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Miguel Ángel Sosa Arzate

Miguel Sosa, fotógrafo y reportero.