Se realizó una edición más de la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ en la Ciudad de México, la número 43 y aunque la versión oficial fue que este 2021 sería de manera virtual como el año pasado, muchos colectivos decidieron organizarse y salir a caminar del Ángel de la Independencia al Zócalo, entre gritos de lucha y euforia.
Pero hubo algo diferente este año, no existieron los carros alegóricos de las marcas que se suman al evento sólo para tener una repercusión económica y quedar bien (ojo, no todas, pero sí la mayoría), tampoco hubo muchas drags o vestimentas de esas que “atañen contra la moral” como dicen los moralistas y religiosos. Tal vez porque en el fondo, la mayoría de los asistentes temía que las autoridades no les dejaran marchar o que todo fuera una broma y realmente el evento fuera virtual.
LAS CONTRIBUCIONES LGBTQ+ A LA MODA
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Sin embargo, conforme se iba juntando la comunidad, los gritos de “arriba la putería”, “esos mirones también son maricones” y “justicia por las hermanas caídas” fueron retumbando por las calles de la ciudad. Banderas LGBTTTIQ+, además de las de cada preferencia e identidad sexual iban apareciendo a lo largo de la calle Juárez hasta el Zócalo.
Esta ocasión fueron más notorias las pancartas en apoyo a un familiar o amigo, las que exigían derechos, respeto y reconocimiento junto a aquellas que dieron voz por aquellas personas que no pudieron asistir porque lamentablemente fueron víctimas de un crimen de odio o discriminación. No olvidemos aquellas que hacían notorio que el gobierno los ha ido dejando de lado a pesar de “ser el más incluyente de la historia”.
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL QUEER
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Hubo familias, amigos, amigas, casas hogar, colectivos de todo tipo y amor, mucho amor, tanto que cuando alguien tuvo el atrevimiento de ultrajar el celular de un asistente, inmediatamente fue señalado y perseguido por cerca de mil personas que le dieron alcance y lo entregaron a las autoridades correspondientes.
Hubo unión, esa que a veces hace tanta falta dentro de la propia comunidad LGBTTTQ+ y que tanto se necesita para que la sociedad en general deje de estigmatizar, satanizar y ofenderse por los gustos, preferencias o géneros de personas que no conocen y que por esos prejuicios, si alguno de sus familiares o amigos es “diferente” a ellos, deben de ocultarlo, lo cual no debería de ser porque al final, amor es amor, sin importar qué te gusta o quién eres.
TODOS SOMOS UN POCO BISEXUALES, AUNQUE LO NEGUEMOS
