Como a todos los escritores de culto, Parménides García Saldaña tiene más fans que lectores, y como cualquier cultura prohibida, La Onda es conocida, respetada y estudiada varias décadas después de la desaparición de sus protagonistas.
Mito y realidad, vida e invención, pocas veces se funden en una persona como en Parménides, quien vivió como el gran roquero al que todos deseamos parecernos y murió como el loco que más tarde todos evitaron ser. Entendió bien y consumió hasta ahogarse en todo aquello que lo confundía, lo mataba y –al mismo tiempo– lo mantenía con vida: amor, locura, drogas.
Y aunque Parménides no era el único escritor ondero (tuvo suficiente compañía teorizando sobre el valor contracultural de La Onda), consiguió ser un auténtico miembro de este mítico movimiento y, tal vez, su única gran leyenda.
Por ello, cuando Margo Glantz declaró el descubrimiento de una «literatura de la onda», no dudó en consentirlo. Con esta puntada la Crítica Literaria había dado en el clavo: no es que existiera tal género de escritura, sino que debía de haberla, aun cuando los presuntos involucrados se negaran a admitirlo.
GREEN GRASS, ¿LO HAS FUMADO?
Vivir rápido y morir joven: sin timón y en delirio. Esto es Pasto verde, la primera y única novela de Parménides, publicada en el mismísimo año del sesentaieight.
La desparecida Editorial Diógenes, propiedad de Emmanuel Carballo y Rafael Giménez Siles, recibió y editó Pasto verde como parte del concurso-beca «Martín Luis Guzmán» para jóvenes-primera-novela.
Y ganó… Ganó para el autor fama de escritor hecho y derechueco, aunque el concurso declaró la victoria por 200 votos a En caso de duda de Orlando Ortiz (al menos, eso nos reveló el apenado ganador).
Nacido en Veracruz en 1944, para entonces contaba con 24 añitos, con una infancia y una familia en la colonia Narvarte, con una larga estancia de estudio –o más bien de vagabundeo– en Nueva Orleans, y con un tremendo talento para la escritura, quizá por su enorme pasión por la lectura (otro tremendo talento). Combinó ambos con ese desbordante amor por la música, que a la postre convirtió su imagen en la del célebre crítico de rock.
No tocaba ni una nota, y parece que no poseía instrumentos musicales, pero parlaba inglés igual de bien que Jagger o Lennon; de ellos y de otros músicos fue un excepcional traductor al español chilango.
Se sumó a las causas de Woody Guthrie, Bob Dylan y Abbie Hoffman, y se intoxicó de todo lo que encontró sobre Ginsberg, Kerouac y «Old Bull Lee», a quienes pintó como «outsiders que tratan de vivir cada instante de su vida, en oposición del mundo square que trata de olvidar cada instante de su vida», y que integraron una generación «que habló, gritó y aulló para que una generación posterior de jóvenes despertara del sueño norteamericano».
Pasto verde de Parménides, narra cabalmente todo esto y aún hay tela de donde cortar.
Yo me llamo Epicuro y mi lema es mientras existimos la muerte no existe, y cuando la muerte existe ya no existimos nosotros.
Opera prima que tributa a los beats los párrafos sobre la historia e historieta de EpicAris, a.k.a. El Rey Criollo. Historia e historieta moribunda y maciza que cantamos y bailamos, igual para reír que para llorar.
Fuera de mí fuera de mí fuera de mí fuera de mí
Dentro de mi propia fantasía
Nuestro pedísimoprotahedonista, Epicuro (alias Quevedo Galdós del Valle Inclán, alias Sinvergüenza y Tómbola), recita poemas en el arrabal junto a su tío Pito Pérez, mientras en el departamento del Pedregal recita vómitos con sus compas de peda, donde «entre el azote y el aliviane» metamorfosea en Epicrudo (alias Si-fuera-Jagger, alias El-amo-de-las-nenas, alias La-cago-cuando-me-enamoro, alias Alias…).
Soplamocos a la inteligencia, Pasto verde contagia el desconcierto, invita al frenetismo, aporrea a los prejuicios y peca de naif. Se caga en Octavio Paz, usa y abusa de Carlos Fuentes, se mofa del Monsi (que nunca como antes parece un Mensováis), y guiña a veces a Elena Poniatowska (Thegirlfromfrance) y otras a Angélica María (Queen Mary Angelina).
A través de figuras como el Rey, Barón, Howl, Ed Pirez, BrokenSoul o Sadito, saluda a sus camaradas José Agustín, Juan Tovar, René Avilés Fabila, Valentín Galas, Manuel y Arsenio el Chino Campos, Ricardo Vinós y Fito de la Parra (a quien dedica el libro).
A través de los personajes que inventa para cada uno de ellos, desconoce, evidencia y satiriza a la ininterrumpidísima revolución mexicana, al incorruptible comunismo mexicano, a la sagradísima familia mexicana, a la agudísima burguesía capitalina y a las vitalísimas instituciones culturales del país. Todo esto poco antes dela explosión del movimiento estudiantil del 68, el cual no es mencionado ni una sola ve en el libro, pese a las correcciones del autor entre la primera y la segunda edición (1975).
claro que con su presencia bastó para esa tarde triunfar a pasto –cada vez que esta palabra escribo palabra de honor que me alucino
De un «mickjaggerismo» post-jingle, la novela tiende un puente entre el mundo literario mexicano xenófobo y un rock cuya temperatura normal parecía exclusiva para el éxtasis anglosajón. Botellita de Jerez, El Tri, Rockdrigo, Maldita Vecindad, Café Tacvba, como realización del visionario.
Literatura de vanguardia que nace marginada, expresiónrebeldeen una época politizada y de innovaciones calificadas de arrogantes, contrarrevolucionarias o sexistas:
wild thing muymona ¿saben? muy pretty pero con pelucagüera ¿saben? she said she´s from niurlins
Mariguanadas parmesanas. Lectura para mexicanos bilingües o angloparlantes que entienden español. Half and half. Pochismo chilango sin censura y sinvergüenza. Primo lejano y fresa de lo que será la rancho cultura de la frontera. «No es fruto de una mente colonizada –explicó Arturo G. Aldama en un ensayo–, es la expresión de una angustia que ha vetado la tradición» (o La Mafia, como se apodaba entonces a esa tradición de La República de Las Letras).
En la ciudad, novela inédita, sin precedentes, pero de muchas consecuencias. El español como reto y evolución, el inglés como origen y destino. En suma, un destino dominado hasta el nivel de la invención:
—Ed, Eddy Pirez how you doin´ over here? In Texas, I went to Mexico n´ I saw the family in our town very close to Guanajuato (G. T. O.) Yitio all the familly is workin´ hard in las piscas cause they´re dreamin´ to come over here to work in Golden Airlines like you and get a car like you n´ a house the same as you got over here everybody in our fuckin´ town is dreamin´ to be like you Pirezev´rybodyPirez How does my English sound? Man, you forgot to leave the huaraches, you´re with smoking but not with bostonians you´ve got to hide your huaraches away man, you´ve got to hide your huaraches right now…
Instructivo básico para una posible lectura de la única novela de Parménides García Saldaña: 1) Préndete, 2) Sintonízate y 3) Déjate caer; casi como al escuchar Darkside of themoon, o al ver Inland Empire.
Quien se la toma en serio, atiza de más; quien desprecia a la novela, sólo anda dando lástima, sigue aún en el bajón. Estrictamente, esta historia es la de un viaje sin aterrizar, el momento cúspide de la expedición. Vale madre cómo bajaremos de aquí, cómo terminará todo. A la chingada la cruda, el monchis, la paranoia.
En definitiva, Pasto verde es la onda. Y la onda es pasto verde. Verde que te fumo verde. Quien tenga alguna duda, sólo recuerde esto: el primer nombre de la novela no fue Pasto verde, fue La Onda.
PARMÉNIDES GARCÍA SALDAÑA: LA ORACIÓN Y LA BLASFEMIA

Jesús Pérez Gaona
Fuck the mainstream! —said before he tweeting / http://lapoliticaonline.com.mx