UN SALTO A LA PELÍCULA CLUB INTERNACIONAL AGUERRIDOS
CINE RESEÑAS

UN SALTO A LA PELÍCULA CLUB INTERNACIONAL AGUERRIDOS

Club Internacional Aguerridos (2019), es la opera prima del director de cine José Leandro Córdova Lucas, cinta producida por Elisa Miller (Desenfrenadas, 2020), Sandra Godínez (Vaquero del mediodía, 2019) y el Lic. Córdova. La productora en línea fue Zoar Zamora (Ayúdame a pasar la noche, 2017).

El argumento gira en torno a Nicolás Oxman, un joven acomodado que decide realizar un documental sobre el “Club Internacional Aguerridos”, un grupo de chavos banda que se mueven al fragor de la ideología punk. En un principio, Oxman es sólo un espectador, pero termina enamorándose del líder, y se convierte en parte de la banda; al final, todos mueren. 

Historia escrita por J.L.C.L., Enrique Giner de los Ríos (Inside car, 2009) y Lino Georg Von Saenger (Los trapos sucios se lavan en casa, 2020), que emula un mockumentary filmado a principio de los años noventa bajo la tecnología de aquella época, en una edición no lineal.

En la cinta, el espectador puede ver cómo Nicolás (David Calderón León), un pseudocineasta burgués, se muda la gueto para hacer una película, beber alcohol y fumar hierba. Oxman comienza a filmar sin rumbo hasta que encuentra a Omar (Israel Almanza) quien entra vertiginosamente en su vida.

Omar le permite ingresar a las entrañas del barrio y de su pandilla, en este transcurso, Nicolás logra registrar una encolerizada carrera por las vías del tren entre la C.I.A y el bando enemigo, los KK Punks, acto que da pie a un secuestro y dos asesinatos. Nicolás Oxman se convertirá así, en el protagonista de su propio documental.

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Le comenté a Leandro Córdova que el argumento me parecía al Capítulo Uno de Alicia en el país de las maravillas (1865) de Lewis Carrol, titulado El descenso por la madriguera, en donde la protagonista corre detrás de un conejo blanco que va tarde a su destino.

Alicia ingresa con él a la madriguera, que resulta ser un túnel horizontal más profundo de lo esperado, el cual, súbitamente se convierte en un pozo vertical sin asidero alguno, por el que descienden durante mucho tiempo, preguntándose si algún día llegarán al abismo. La historia de Nicolás Oxman es una catarsis para encontrar las antípodas de su vida, entes diametralmente opuestos con respecto a su modus vivendi.

Córdova me comenta que también puede ser la historia aetatis de Romeo y Julieta (1597) de William Shakespeare, drama en el que se  encuentran dos jóvenes, miembros de familias rivales, en sucesión a un amor prohibido en el mundo de Sara Minter, Andrea Gentile y Pablo Ortiz Monasterios, pero que también puede estar inspirado en la novela La leyenda escandinava (1989), de escritor chileno-mexicano Nelson Oxman, un autor quimérico, un fantasma que no existe en la bibliografía oficial mexicana, que es leído por unos cuantos, también fantasmas de la página y la cita académica.

Nelson Oxman nació en Chile, pero escribió su obra en México, país al que llega en el año de 1971. Escribió una columna de arte para el suplemento cultural “Sábado” del diario Unomásuno; realizó teatro experimental en la Casa del Lago para después escapar de la academia y escribir así sobre los marginados, La leyenda escandinava es el resultado de este proceso de investigación de las bandas urbanas de la colonia Escandón.

En la novela se describe la brutalidad entre dos pandillas: “Los Aferrados” y “Los Aguerridos”, pero sólo es un referente más en la bibliografía de Córdova, al co-escribir el guión de la película. 

Uno de los aciertos que más logran asombrar de la cinta, es la fuerza y verosimilitud de sus actuaciones. Antihéroes de pelos pinchos, asesinos del asfalto y las vías del ferrocarril, diosas drag del graffiti mal trecho; a primera vista parecen actores incidentales, pero al ahondar en su técnica actoral, se percibe una ardua investigación previa, hay una construcción antes y después de la vida del personaje; los actores viven la película, no la actúan, coexisten en las secuencias como si éstas fueran reales, buscando en su archivo emotivo-personal de experiencias, el drama para llevar a cabo asaltos y escenas de bisexualidad; la amistad etílica, el toquín espeso, la fuga en automóvil con la música de Size como soundtrack, todo visto ante los ojos de un voyeur que intenta registrar la “vida” y las acciones que sus amigos y él experimentan al quebrar el vacío.

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El actor revelación, Israel Almanza, es quien le da realidad al co-protagonista, Omar, líder del Club Internacional Aguerridos. Estudió en el Centro Nacional de las Artes (CNA) en la Ciudad de México; su primera aparición en el cine fue de la mano del director Alfredo León, como El Pasajero en el cortometraje El Retrovisor (2019), que participó en el concurso de  cortometrajes Cinescape en corto, bajo el tema de la corrupción, pero es C.I.A. la obra que representa su gran debut en la pantalla grande.

El personaje de Omar posee un carácter con muchas aristas, convergen en él diferentes matices más allá del maniqueísmo del bien o del mal, no es un villano sin más, es una persona que busca el bien personal, así como el beneficio para su banda: el reparto equitativo de los bienes económicos adquiridos en los atracos, acción que forma parte del bonum commune de la pandilla; de la misma manera, reserva el dinero robado para contraer nupcias con su novia y viajar de luna de miel a las playas de Acapulco.

Es un personaje paradigmático, que todo actor querría hacer, pero que sólo Israel Almanza tuvo la capacidad de realizar, tras un exhaustivo casting de 500 personas, dirigido por Francisco Granados (México bárbaro II, 2019), que resultó polémico por su peculiaridad y su rigor en la improvisación, tanto así que llegó a pensarse por algunos, que se trataba de una prueba para una película pornográfica, incluso incitando –por varios actores– a no acudir a él.

En el papel de Omar, Almanza se sentía grotesco en un principio, no lograba encajar con el personaje y su “fealdad”, pidió a la diseñadora de producción Gabriela Garciandia (Territorio, 2020), el atuendo para llevárselo a casa, recorrer las calles con él y lograr la apropiación.

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Frente al domicilio del director, se encontró con un grupo de punks con los que pudo charlar, se enteró de esta manera que el punk no es un pensamiento o un ideal al que afiliarse, sino más bien un estilo de vida, se vive y no se dramatiza; a partir de ahí, comenzó a entender más a su personaje hasta que lo dominó por completo, tomando decisiones acerca del mismo, como por ejemplo, los arbitrajes cometidos por Omar al final de la película, decisión que llevó al director a filmar un nuevo epílogo.

Dentro del casting, se encuentra también el escritor Rubén Bonet (Suicidios minúsculos, 2017), quien da cátedras sobre anarquía y sedición en magistrales monólogos proferidos en mesas de cantinas, baños públicos, conciertos barriales y bestiales fugas, con el cogote lleno de cerveza al borde de la náusea, en el papel de Franco.

“Estábamos buscando un actor gordo, uruguayo y pacheco, y eso fue una misión imposible. Todos los uruguayos en México son modelos y guapos. Hablando con Gustavo Gamou (El regreso del muerto, 2015), él me sugirió a Rubén, yo ya lo conocía, le hice un casting unos días después de la muerte de su madre y se quedó.

Tachamos gordo, uruguayo y pacheco y escribimos para español, yonki, poeta. (No estoy diciendo que Rubén sea un yonki)”, comenta el director Leandro Córdova.

En Club Internacional Aguerridos convergen productoras como Molinera Cine, Cine México y Mozaico Media, bajo un “solemne de producción” en el que destacan puntos como: “No agentes, no brokers, no estrellitas, no rémoras”, “La producción es autónoma”, “No lujos, no caprichos, no mamadas”, “Todos cobran lo mismo, todos somos igual de importantes”, “Cumplir tu palabra”, “Ser humilde”, y retoma ya en la película, el viejo axioma que existe  entre realidad y cine: “vivir y filmar”; el cine como reflejo, que aunque no sea total, se acerque a crear un lenguaje universal alrededor, en este caso, el lenguaje de todos aquellos invisibilizados, a los que les han cercenado la lengua y tajado el rostro para no salir jamás a cuadro.

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Si bien C.I.A. no es exclusivamente una película sobre el movimiento punk en México, ya que la palabra, la ideología, la música, están ahí para suplir algo más grande, el vacío interior de los personajes; es un remedio paliativo para la enfermedad y sirve para hacer vacuo en ellos; pero sí podemos catalogarla como una película de sedición, debido a que el Club Internacional Aguerridos vive en un profundo alzamiento colectivo contra toda autoridad, el orden público o la disciplina militar, actuando en base a la rebelión, la traición y el motín.

Para ser Aguerridos deben disipar toda ilusión de los unos, animar el valor de los otros, y excitar el horror y la indignación de todos, en pro de la sublevación. 

Club Internacional Aguerridos se estrenó mundialmente en Los Cabos Film Festival, dentro de su selección oficial para la edición 2019, en el festival de Cine Pobre y se presentó en un pre-estreno del Festival MIX 2020; Orgullo Mix,el festival de cine latino independiente para celebrar el orgullo LGBTQ, así mismo, estuvo presente en el Festival de Cine Independiente de la Ciudad de México, en el que obtuvo mención honorífica; aun así, la situación actual no es favorable para la película o la industria cinematográfica mexicana ni otras áreas, es por eso que debemos apoyar y hacer todo el ruido posible sobre este tipo de producciones, que desbordan honestidad en cada cuadro de los 24 que conforman un segundo en el cine.

Esta crisis nos está legando también un mensaje de unión, solidaridad y adaptación; promover la película y encontrar nuevas formas de exhibición y distribución también es asunto de aguerridos, como escribió el poeta que nunca lo fue:

“aguerridos son los sueños que existen en la voraz realidad”. 

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Alfredo Padilla

Alfredo Padilla (San Luis Potosí, 1983). Estudió Comunicación en la Universidad Mesoamericana. Narrador. Autor de los libros: "Una pastilla más para que pase el dolor" (Editorial Ponciano Arriaga, 2015), "Monólogos de un niño inconforme" (Casa Editorial Abismos, 2017) y "Guadalajara Caníbal" (Paraíso Perdido, 2018). Colaborador de Letras Explícitas Nexos, Playboy México, Vice, Noisey, La Tempestad, Gatopardo, Penúltima, La Revue littéraire, Sabotage Magazine, Golfa, Cream, Marvin, Clarimonda, Juguete Rabioso, México Kafkiano, SOMA, Erizo, Revés, Siempre!, Crash, Desiertos Intactos y de los periódicos Diario Norte de Ciudad Juárez, Hoy Los Ángeles y Los Ángeles Times en Español, Escrituras Indie, los fanzines Punkroutine y El vacío.