Sixto Valencia Burgos, el dibujante de la historieta Memín Pinguín, falleció en la Ciudad de México el 23 de abril a los 81 años a causa de un infarto. Sixto nació en 1934 en Villa de Tezontepec, Hidalgo. Estudió en la Academia de San Carlos y en 1963 comenzó a dibujar la reconocida tira cómica, luego de conocer a la creadora de ésta, Yolanda Vargas Dulché. Sin saberlo, el fotógrafo Omar Romero hizo los últimos retratos de Sixto. Aquí su historia.
Fotos y texto Omar Romero facebook.com/OmarRomeroFotografo
Domingo por la mañana. Yo era profesor asistente en una academia de fotografía en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Una semana antes se había acordado que la temática iba a ser “personas de la tercera edad”. Se preparó el estudio, las luces y el equipo. Llegó el momento de comenzar y entre risas, muecas y poses divertidas, por mi mente pasó lo siguiente al ver al señor que teníamos en frente: “Vaya, éste es el abuelo que todo niño desea”.
Era Sixto Valencia Burgos pero yo no lo sabía.
Divertido, alegre y dispuesto a dar lo mejor de él. Así era don Sixto, un ícono para los que tuvimos el gusto de crecer con Memín Pinguín, historieta creada en 1943 por Yolanda Vargas Dulché (1926-1999), escritora e historietista nacida en DF que luego de un viaje a Cuba ideó la historieta. Los primeros años el comic fue dibujado por Alberto Cabrera y Sixto lo haría a partir de 1963.
Cubierto de una gran sencillez, don Sixto estaba ahí y yo no sabía que era él. Tampoco le importó manifestármelo. La sesión duró dos horas. “Aquí, por favor”. Sentado. Parado. Don Sixto era un abuelo más complaciendo a sus nietos jugando a ser fotógrafos.
Fue hasta después de terminar, cuando él ya se había marchado, que me enteré con quién había pasado la mañana. En la plática posterior uno de mis alumnos me lo hizo saber. Incrédulo, ni lento ni perezoso tuve a bien agregarlo a mi Facebook y una vez que me aceptó pude platicar con él, ver sus publicaciones, logros y momentos familiares.
Con el tiempo pude formar parte del entorno de don Sixto, una persona que una vez abandonado este mundo no sólo dejó un doloroso hueco en sus seres queridos, sino en los que tuvimos el honor de conocerlo y de disfrutar su increíble trabajo. Así fue mi experiencia con Don Sixto Valencia Burgos… Que descanse en paz y que esté en un lugar mejor.
Unos días después de la muerte de Sixto, su biógrafo, Luis Gantus, reveló un documento en el que el dibujante se dirige “al pueblo de México” para entregarle la imagen de Memín, una vez que él falleciera. “¡Gócenlo, úsenlo, utilícenlo como bien les venga en gana!, que por mi parte no puedo darles ya más…”, dice como última voluntad.