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Sonido Gallo Negro y Grupo Kual fiestearon en el California Dancing Club
Agenda MÚSICA

Sonido Gallo Negro y Grupo Kual fiestearon en el California Dancing Club

 La cumbia, cual ritmo tropical que es, inevitablemente incita al baile. Encanta, atrae, contagia, y claro, pica. Se trata de un picor nada molesto, es más bien esa sensación que nos pica, pero para antojarnos, para sonsacarnos, y por supuesto deleitarnos. Estar en la pista del California Dancing Club se siente caliente, pica también. Aquella noche, conforme avanzaban las horas la percibí fría, cálida e hirviente. El calentón de motores corrió a cargo del Grupo Kual. Los viejos modelos se adueñaron de la parte delantera. Un sector de los asistentes más jóvenes parecía haber acudido sólo por Sonido Gallo Negro. Sólo unos pocos bailaban, la noche era joven todavía.

Grupo Kual demostró el brillo de la cumbia de barrio. La voz aguardentosa de su vocalista, trajes llenos de pedrería que aún no han dejado de considerarse «vulgares», y las menciones de su nombre en medio de cada interpretación, dejaron en claro que no eran la cumbia blanqueada, sino la hecha en la calle para bailarse en el asfalto. Sonaba a barrio, se veía el barrio. Arriba tocando y abajo bailando.

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La gentrificación es una realidad. A donde quiera que se volteara se podía observar gente de muchas nacionalidades. La mayoría de las asistentes expresaban agrado y sorpresa, pero hubieron algunos grupos de personas que evidenciaron con su lenguaje corporal, gestos y ademanes, haber acogido la cumbia y los ritmos tropicales latinos como una artesanía, un mero producto al cual poder exotizar. Es necesario decir que la cumbia se siente. El baile brota natural o de lo contrario se estanca arrítmicamente. Se podrá saber de danza, pero el baile es algo totalmente empírico. 

La agrupación ecléctica y folklórica se apoderó del escenario para hacer malabares melódicos, con la fusión de sonidos tropicales, latinos, y bailables. Apenas y se podía caminar entre gente de distintos orígenes y edades. Si se saben sortear las mareas del sonido, se sabe también que el baile colectivo es algo respetado. Quien baila se abre paso, en donde no se podía caminar, la pista de El California Dancing Club, se crearon espacios suficientes, en medio de la nada.

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Las luces rojizas iluminaban cuerpos apretados. El calor provocaba un sudor que brillaba de forma distinta en las diversas pieles. Todo se sacudía al ritmo de la cumbia psicodélica, algunos provocaban cambios de corriente, otros se movían balanceados inevitablemente por la marejada. Ahí donde tocaron La Sonora Santanera, Los Tigres del Norte, Rigo Tovar y Celia Cruz, el Sonido Gallo Negro, herederos del ritmo de Aragón, presentó el video musical de “Cumbia Triste”, canción en la que participa Grupo Kual.

El baile provocaba un calor que hacía sudar hasta al más tieso de la noche. El espíritu de El California Dancing Club y la música de Sonido Gallo Negro nos regalaron una noche de fiesta, con una muestra idílica de la cumbia psicodélica.

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Sonido Gallo Negro tocó por alrededor de una hora y media. Eran casi las dos de la mañana, por un momento creí que ya no podía bailar más. Pero el místico theremín, las estruendosas percusiones, las cuerdas cadenciosas y los difusos teclados me dejaron claro que la cumbia mueve el agua interior. Me quedé con ganas de más en El California Dancing Club. La noche me permitió a mí y mi brujil acompañante, reconocernos bailadores, noctámbulos y amantes de la psicodelia.

Los lugares que antes eran considerados indeseables e inseguros, han pasado a ser exóticos, atractivos y dignos. No es que no se sepan mover, pero se mueven pensando. Cuando se apagaron las llamas, el bullicio confirmó lo evidente, la gente iba a escuchar a Sonido Gallo Negro. Con ellos todo fue distinto. El picor contagió a todas y todos los presentes. Una hora y media después, los pies se seguían moviendo, probablemente involuntarios. La energía escaseaba, el sudor se secaba y volvía a derretirse el cuerpo, para producir más.

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Miguel Ángel Sosa Arzate

Miguel Sosa, fotógrafo y reportero.