A menudo, incluso la palabra «apuestas» provoca tensión en las personas, ya que se asocia con estereotipos negativos. Pero, ¿se trata realmente de un fenómeno tan negativo o es solo otro estereotipo cultural?
El interés por las apuestas no es un fenómeno nuevo, como demuestran los hallazgos arqueológicos.
Las apuestas se asocian con la adicción y las pérdidas económicas, pero los juegos de azar han existido en prácticamente todas las civilizaciones, desde los egipcios hasta los sumerios. En la antigua Grecia, las apuestas eran tan comunes que ya entonces se intentó regularlas. En Roma, se apostaba en carreras de carros, luchas de gladiadores e incluso en política. No se trataba solo de juegos de azar, sino de una forma de expresar la posición de cada uno. En otras palabras, ya entonces se jugaba no solo por ganar, sino también por participar.
Hoy en día, el fenómeno de las apuestas ha experimentado una transformación, gracias en particular a las tecnologías que han facilitado mucho el acceso a ellas. Millones de usuarios de todo el mundo participan a diario en apuestas digitales, pero hay determinadas regiones que las están desarrollando de forma más activa. Se trata de la India, América Latina y el sudeste asiático. En Colombia y Brasil, el iGaming se encuentra entre las diez industrias de más rápido crecimiento. Aquí aparecen nuevas plataformas de apuestas casi cada mes.

En cuanto a la percepción cultural de las apuestas, depende mucho del contexto. Por ejemplo, si una persona invierte en bolsa, es posible que no le preocupe la condena pública, aunque las acciones en bolsa sean a menudo similares al juego. Cuando una persona compra acciones, está apostando por el crecimiento de la empresa. Sin embargo, las inversiones se tratan con respeto, mientras que las plataformas de juego se ven con recelo, aunque los mecanismos sean similares y el nivel de riesgo sea comparable.
Este desequilibrio en la percepción crea la ilusión de que las apuestas son necesariamente algo malo. Sin embargo, la acción en sí misma no es intrínsecamente perjudicial, solo lo es la falta de autocontrol. Al fin y al cabo, la comida no conduce a la obesidad, sino el comer en exceso. Por eso, muchas plataformas ofrecen hoy en día mecanismos de autorregulación, con límites tanto de tiempo como de presupuesto.
Las apuestas en forma de juegos interactivos están siendo investigadas activamente por economistas conductuales. Esto les ayuda a comprender el mecanismo de la toma de decisiones y la evaluación de riesgos bajo la presión de la incertidumbre. Gracias a las apuestas a corto plazo, las personas pueden saber si son impulsivas. También les permiten evaluar la velocidad a la que aprenden de sus errores y si pueden controlar sus emociones y, en caso afirmativo, en qué medida.
Las apuestas pueden ser más que un simple entretenimiento; también ayudan a desarrollar habilidades: las personas aprenden a evaluar situaciones, a confiar en su intuición y a tomar decisiones informadas. Las plataformas en las que las apuestas forman parte de una experiencia educativa o competitiva son cada vez más comunes. Por ejemplo, en uno de los juegos más populares en Europa del Este y la India, una apuesta inicia una sesión en tiempo real y el jugador debe reaccionar rápidamente, lo que proporciona un valioso entrenamiento en flexibilidad cognitiva que puede aplicarse en cualquier ámbito de la vida.
En última instancia, la cuestión de si las apuestas son malas o no es una cuestión de madurez personal. Algunas personas apuestan por el simple hecho de participar en el proceso: les resulta interesante, pero son conscientes de los riesgos y están dispuestas a dejarlo en cualquier momento. Para estas personas, la experiencia de apostar probablemente no será perjudicial. Es más, la lógica interna y el ritmo de esta actividad pueden incluso resultar útiles.
El mundo ya no se divide en solo dos colores, sino que hace tiempo que se ha vuelto mucho más complejo. Los seres humanos tenemos una necesidad natural de asumir riesgos, y las apuestas son una manifestación de esta necesidad. Si alguien en algún lugar tomó una decisión equivocada una vez, eso no es motivo para que otros renuncien a una experiencia agradable.
Daniel González
Columnista de apuestas deportivas y gaming en Yaconic. Comunicólogo (Universidad de Navarra, España). Con la visión de un especialista en iGaming y creador de contenido para plataformas de casinos online. Mi columna va más allá de la pasión por el deporte: analizo estrategias, cuotas y mercados, ofreciendo al lector un análisis riguroso y datos clave para tomar decisiones informadas en el mundo de las apuestas.





