HADRIAN: EL RAP ES CAMBIO Y MOVIMIENTO
ENTREVISTAS

HADRIAN: EL RAP ES CAMBIO Y MOVIMIENTO

Hadrian ya no es ese que desde antes de cumplir veinte era adepto de la llamada música urbana pero todavía se presentaba sin usar la H como prefijo de su nombre.

Tampoco es aquel que hace 10 años noqueó a Pope, Código, Basek y Mena para encumbrarse con el cinturón de campeón internacional de la Red Bull Batalla de los Gallos 2008.

Mucho menos es el que a principios de esta década provocó una oleada de comentarios del tipo “ya se vendió” por parte de algunos puristas del rap que no concebían su atrevimiento de mezclarse con otros géneros.

No. Aunque esas experiencias lo constituyen, hoy en día ya no es ninguno de esos porque su esencia ha cambiado, es otra.

Y es que el tiempo no pasa en vano y para prueba está su vida que se ha nutrido con nuevas situaciones y personas. Además, ahora es más consciente de la incertidumbre que supone el futuro. Lo único que no cambia es su amor por la música, el afán por generarse nuevas experiencias a través de ella y sus tatuajes.

Por eso hoy Hadrian Salguero está aquí, en La Roma Records, hablando de lo nuevo: metas y sonidos.

Hadrian
Fotos: Cortesía de Hadrian

EVOLUCIONAR O MORIR

Sobre un taburete metálico en el primer piso – si se le puede considerar como piso a un pasillo en forma de L con el techo bajo –  del número 200 sobre la avenida Álvaro Obregón, en la colonia Condesa, Hadrian se acomoda.

“No a toda a gente le vas a agradar – es lo primero que sale de su boca-.  Es parte del proceso evolutivo; habrá gente que te sigue y gente que se queda con el pasado. Al final era satisfacer mis necesidades musicales y hacer nuevas cosas, o satisfacía a todo el mundo y al final ser infeliz. Entonces preferí irme por mi instinto musical, hacer lo que me naciera”.

Cuenta lo anterior porque durante toda su trayectoria artística ha sido proclive a la experimentación musical y las críticas que esto conlleva.  “(Antes) la gente estaba más casada con el under del rap, de las batallas, y no podías hacer otra cosa porque era pecado. Pero ahora con el Internet, con la música, hay más apertura, a la gente le convino”.

Tal vez la epitome de esta experimentación – pasando por una incursión poco laureada en la música tribal – fue el lanzamiento en 2014 del disco Gran Maestre, un material lleno de rap y R&B (rhythm and blues), pero sobre todo de trap. “No había muchos exponentes en Puerto Rico, no había tanto esta corriente (de trap).

Hace medio año Vice hizo una nota sobre hacer trap, entonces la gente entendió que no es malo buscar la evolución porque al final del día allá vamos. Nos guste o no, va a seguir. Es como el contador que usaba sus hojas contables y ahora hay programas que hacen todo eso… evolucionas o mueres”, explica Hadrian Salguero sobre su incursión en este género originario de Estados Unidos.

Hadrian
Fotos: Cortesía Hadrian

Incursión que, como todo proceso, atravesó tropiezos que Hadrian revierte en “logros”. Y lo explica así: “Mi mayor tropiezo es esa parte de quererme adelantar a mí mismo, a mi música, y se llegó a convertir en ese estigma que toda la gente pensó que me estaba vendiendo pero en realidad yo no estaba recibiendo un peso, lo hacía por la necesidad creativa. Deje que pasara el tiempo y se revirtió cuando la gente lo empezó a tomar bien”.

Por eso Hadrian Salguero no se arrepiente de nada. Ve una oportunidad, se avienta y si existe un descalabro rescata una enseñanza. Incluso, de poder encontrarse con su yo del pasado, le diría: “Haz lo mismo que hice yo. Tienes que luchar, tienes que forjar ese amor por la profesión. Ve y equivócate”.

Porque sí, Hadrian ya se equivocó y se equivocará mil veces más, pero trata de no perder sus objetivos: “Que mi música llegue a la mayor cantidad de oídos posibles, que haga sentir a la gente, que tenga ese sello. Creo que pocos artistas tienen ese sello que tu escuchas en un Juan Gabriel, un Luis Miguel, un Romeo Santos, incluso un Balvin; los escuchas y dices ´ese es Juanga, ese es Luismi´.

Cuando llegas a ese nivel, forjas una carrera; que la gente recuerde tu voz por el hecho de hablar. Qué llegue un momento en que mi música trascienda; más que en el aspecto económico, de glamour y fama, yo soy esa parte más romántica. Creo que mucha gente ama los placeres que la música le deja y en realidad no ama su trabajo; sabes que te llega el dinero, la fama, mujeres y vicios, pero cuándo amas la música la cuidas. Yo soy mucho de esa escuela: el respeto a la música.

DUALIDAD Y DISCO

Actualmente Hadrian se siente estable, tranquilo, “ya sé a dónde voy”.

Pero para llegar a este momento tuvo que pasar momentos duros, “de un proceso de estar inconforme; mis letras expresaban eso, era mi forma de desahogarme. Igual lo hago ahorita pero es más relajado, no tan enojado con la vida”.

Por eso dice que su música es su reflejo. Por eso en «Ángel y Diabla», sencillo que lanzó hace varias semanas y que será parte de su próxima producción discográfica, plasma dos lados que Hadrian Salguero ha experimentado: lo erótico y lo inocente.

En un momento de mi vida me iba por el lado más erótico pero conforme pasan los años buscas más la paz emocional y te estableces una relación. Buscas esa parte erótica pero que predomine la parte amorosa”, revela el también seguidor de los raperos Jesse Baez y Alemán.

Pero específicamente, «Ángel y Diabla» son 4 minutos respecto a la dualidad de una mujer:

“Este tema nace de las diferentes perspectivas que ves en una mujer. Parece que estoy hablando de dos personas diferentes y quiero que tenga esa connotación porque al final del día el escucha va a interpretar la canción. Es lo bonito del arte”.

El material que incluirá esta canción “sale por mayo o junio. Es un álbum que aún no tengo planeado si será un EP. Quiero que este disco sea más natural, que vaya saliendo tema por tema porque los otros discos eran más conceptuales. Tengo un par de canciones listas para salir pero estamos viendo cuáles van a ser sencillos y  cuáles van a trabajarse en vídeos”.

Hadrian
Fotos: Cortesía de Hadrian

PARA TODA LA VIDA

Dembow dominicano, salsa o baladas. Cuando Hadrian ya no esté en condiciones de rapear, no quiera dejar la música y buscará seguir derrochando ideas a través de alguna de estas tres variantes.

“Es ir preparando el terreno. Falta mucho pero siempre es bueno anticiparte para que tu música sea perpetua y que las generaciones de hoy te recuerden”.

Porque ahora el rapero que seguido reproduce temas de Willie Colón es más consciente del futuro y la trascendencia:

“La buena música es atemporal, dura para toda la vida. Una canción puede ser buena y puede ser madura. A mí me da gusto… es una motivación que hay gente mayor de edad que escucha mi música, no importa el rango de edad. La parte que me motiva porque es lo que quiero transmitir: que un niño de 10 años se identifique pero igual un señor de 40, 50 años. Creo que este es el mejor pago, que tu música mueva esas fibras”.

“Mucha gente me dice ´con tu canción conocí a mi chica´ o hay otros que dicen ´con tu canción hice a mi hijo y le puse Hadrian´ y llegan con el acta de nacimiento. Un fan que después se hizo muy mi amigo me dijo: ´cuando sacaste Gran (Maestre) estaba pasando por una situación muy difícil y cada canción de ahí me sacó´. Justo compuse ese disco cuándo estaba en una situación difícil y se quedó esa vibra».

La música es de vibraciones; la vibra que cargas dentro del estudio la gente la siente. Mi mamá de repente me dice: ´ya escuché tu nueva canción, me gusta mucho´. Son cosas que tienen un valor más espiritual. También por eso cambié un poquito la forma de componer, porque pensé que si algún día llego a tener hijos y escuchan mis canciones, no quiero que se llenen de vibras negativas”.

Pero mientras la vida sucede, el artista que tiene el cuerpo lleno de tatuajes alterna sus días entre el ejercicio, películas, componer, salir con su novia, escribir cualquier idea significativa y sacar a pasear a su perro: “Es un bulldog francés. Es como mi hijo; tiene dos años y cachito y me hace reír mucho. Incluso me lo tatué”. Para toda la vida.

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Yair Hernández

Hago muchas cosas y gano poco varo.