Aleister Crowley, la figura que el siglo XX tildó como «la persona más perversa del mundo» fue poeta, ensayista, pintor y filósofo. Apodado La Gran Bestia, este ocultista británico fue un torbellino de contradicciones: un intelectual brillante y un provocador desenfrenado, un adicto confeso a la heroína, el peyote, el hachís, la cocaína y el éter. Su reputación de «mago negro» y defensor de ritos sexuales lo inmortalizó como uno de los ocultistas más célebres de todos los tiempos.
La infancia de Aleister Crowley, quien perdío a sus padres a una muy temprana edad, lo dejó a merced de dos tías solteras, devotas de los Hermanos de Plymouth. Esta férrea educación religiosa solo sirvió como catalizador para una rebelión interna. Heredero de una vasta fortuna, Crowley encontró en la libertad de Cambridge el terreno fértil para sus primeros ensayos, novelas y poemas eróticos, mientras una nueva obsesión germinaba: la magia. La lectura de La Cábala Desvelada encendió una chispa que culminaría en Estocolmo, el 31 de diciembre de 1896. Allí, en la víspera de un nuevo siglo, experimentó su primera «liberación interior», una revelación dolorosa y terrible que, paradójicamente, le abrió las puertas al placer y al éxtasis espiritual, descubriendo una capacidad mágica inherente a su ser.
En 1897, Aleister Crowley ingresó al Templo Isis-Urania de la Orden Hermética del Alba Dorada, una sociedad secreta dedicada al estudio y práctica de la magia, la cábala y la alquimia. Su ascenso meteórico dentro de la organización lo enfrentó a sus altos cargos, forzándolo finalmente a abandonarla. Junto a su esposa, Rose, se embarcó hacia Egipto, el lugar donde su leyenda comenzaría a forjarse.
En El Cairo, se cuenta que Crowley y Rose pasaron una noche en la Cámara del Rey de la Gran Pirámide de Gizeh. Allí, una invocación les reveló a Toth, el dios egipcio de la sabiduría y los conjuros, manifestándose como una «luz astral». Fascinado por la filosofía oculta del antiguo Egipto, Crowley se erigió en 1904 como la figura central de la O.T.O. (Ordo Templi Orientis), una organización fraternal y secreta, asumiendo el título de Gran Maestro General X para Gran Bretaña e Irlanda.

Aleister Crowley y la Ley de Thelema
Thelema es una filosofía de vida que se asienta en dos principios fundamentales: «Haz tu voluntad: será toda la ley» y «amor es la ley, amor bajo voluntad». La palabra «Thelema» es una transliteración del sustantivo griego koiné «θέλημα» (zélema), que significa ‘voluntad’, derivado del verbo «θέλω» (zelo): querer, desear o propósito. Cabe destacar que esta misma palabra fue utilizada en algunos escritos del cristianismo primitivo para referirse tanto a la voluntad divina como a la voluntad humana.
Durante su estancia en El Cairo, la Aleister Crowley y su esposa visitaron el Museo Boulaq, donde sus ojos se posaron en una pequeña estela, que Crowley bautizó como Estela de la Revelación, relacionada con el dios Horus. A partir de ese momento, su apartamento cairota se transformó en un templo para invocar a dioses y demonios egipcios. El 8 de abril de 1904, un evento que cambiaría el curso de su vida se manifestó. A través de Rose, quien entró en trance, Crowley recibió la orden de esperar un mensaje divino. Se le apareció Aiwass, un ser que él describió como «El dios oscuro, la Bestia que está más allá del Abismo», mensajero de Horus.
Aiwass le dictó un conocimiento perdido que Aleister Crowley transcribió en El libro de la ley, un texto crucial para su filosofía, escrito, comenzando a medio día, entre el 8 y el 10 de abril de 1904. El sistema de Thelema, ideado por Crowley, tiene su génesis en El libro de la ley, oficialmente conocido como Liber AL vel Legis. En 1907, junto con Cécil Jones, fundó la organización ocultista Astrum Argentum, A.A. Más tarde, en 1920, Crowley estableció la Abadía de Thelema en Cefalú, Sicilia. Este lugar, envuelto en rumores de orgías y ritos sexuales, ganó tal notoriedad que el propio Mussolini ordenó su expulsión del país.
Películas sobre magia y ocultismo: las 5 mejores e imperdibles

Aleister Crowley en la cultura popular
El influjo de Aleister Crowley se entrelaza de manera indisoluble con el surgimiento de la contracultura juvenil de los años sesenta y setenta. Su rostro, en la icónica portada del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles, fue solo una señal temprana de su penetración en el imaginario popular. Sin embargo, fue Jimmy Page, el legendario guitarrista de Led Zeppelin, quien catalizó la «crowleymanía» de los setenta.
La fascinación de Page por Aleister Crowley comenzó a la temprana edad de once años, tras leer Magia en teoría y práctica. Esta admiración trascendió la mera lectura y lo llevó a acumular una vasta colección de manuscritos, primeras ediciones, pinturas, túnicas, sombreros, bastones y cartas de tarot del ocultista. En 1970, Page adquirió la enigmática Casa Boleskine, junto al Lago Ness, un lugar que Crowley había utilizado para sus rituales mágicos. La casa fue objeto de una restauración mística, con murales diseñados por un satanista para devolverle su atmósfera original.
Cinco años después, Page financió una librería ocultista en Londres, gestionada por su astrólogo personal, dedicada a la reedición de las obras de Crowley. Incluso el tercer álbum de Led Zeppelin lleva grabado en su vinilo el famoso lema de Crowley: «Haz lo que quieras«. La influencia de Crowley se extendió también al cine. Kenneth Anger, director cinematográfico y discípulo confeso de Crowley, invitó a Page y a The Rolling Stones a participar en su película La rebelión de Lucifer. Para este proyecto, Mick Jagger compuso la inquietante «Invocación de mi Hermano Demonio«.
La resonancia de Aleister Crowley permeó aún más la música. David Bowie lo referenció en su álbum «El hombre que vendió el mundo«, y Bruce Dickinson, vocalista de Iron Maiden, no solo se inspiró en él, sino que incluso escribió un libro sobre el ocultista. En una línea más contemporánea, Richard Ramírez, el bajista de Marilyn Manson, un artista conocido por sus provocaciones a la religión, ofrece una definición del satanismo que se alinea con la visión crowleyana: «Es un proceso mental de ser tú mismo, de autopreservación. No implica necesariamente adorar al diablo. Ozzy Osbourne lanzó la canción «Mr. Crowley» en septiembre de 1980 como parte de su álbum debut en solitario, Blizzard of Ozz.
Las mejores películas de magia y ocultismo (parte 2)

Stephanye Reyes
Periodista en deformación. Humana por imposición, bruja por elección. Ojos defectuosos pero talentosos. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig:bruja_amapola