Ana María Gómez González, conocida artísticamente como Maruja Mallo (Viveiro, 1902 – Madrid, 1995), fue una de las artistas más originales y transgresoras de la vanguardia española. Su vida, tan audaz como su obra, la situó en el epicentro de los movimientos culturales de su tiempo, donde se codeó con las mentes más brillantes de la Generación del 27. Más que una simple pintora, fue un símbolo de la mujer libre y moderna, una figura esencial para entender la evolución del arte y la sociedad en la primera mitad del siglo XX en España.
La primera etapa de la obra de Maruja Mallo se caracteriza por un estilo que se podría definir como realismo mágico, en el que aborda temas populares y folclóricos con una visión vanguardista. Cuadros como «La Verbena» y «Canto de las espigas» reflejan su fascinación por las tradiciones y la vida rural, pero lo hacen con una composición y un colorido que las alejan del costumbrismo tradicional. Sus figuras y paisajes adquieren una cualidad onírica y simbólica, llenas de un ritmo y una energía que capturan la esencia de las fiestas y los ritos populares.
Pintoras que destacaron en el arte abstracto

A principios de la década de 1930, la obra de Maruja Mallo dio un giro radical. Después de viajar a París y entrar en contacto con el círculo de André Breton, su estilo se adentró de lleno en el surrealismo. Sus cuadros de este periodo, como «Antro de fósiles» y «Tierra y excrementos», son más oscuros y complejos. A través de ellos, la artista explora temas de decadencia, muerte y el mundo interior, utilizando formas orgánicas y monstruosas que invitan a la reflexión. Estas obras, a menudo perturbadoras, le valieron el reconocimiento de los surrealistas franceses y consolidaron su reputación internacional.
El estallido de la Guerra Civil en 1936 marcó un antes y un después en la vida y obra de Maruja Mallo. Como muchos intelectuales de su generación, tuvo que exiliarse, primero en Portugal y luego en Argentina, donde vivió casi 25 años. Durante este largo exilio, su arte evolucionó nuevamente. Inspirada por el paisaje y las culturas de América Latina, sus obras de este periodo se centraron en la naturaleza, el cosmos y las formas geométricas. En series como «Las máscaras» o «Protoesquemas», se percibe una profunda búsqueda de un nuevo orden, de una armonía cósmica que contrasta con el caos que había dejado atrás en España.
Mujeres invisibilizadas en el fauvismo

Al regresar a España en la década de 1960, Maruja Mallo fue redescubierta por una nueva generación de artistas y críticos. Su legado ha sido reevaluado y hoy es reconocida no solo como una gran pintora, sino como una mujer que vivió su vida con absoluta libertad creativa y personal. Su figura, como miembro de «Las Sinsombrero«, sigue siendo un faro para quienes buscan inspiración en la historia de las mujeres en el arte. Mallo nos dejó una obra vasta y variada, un testimonio visual de una vida dedicada a la búsqueda constante de la belleza y la verdad en todas sus formas.
Stephanye Reyes
Periodista (Carlos Septién García). Exploradora de la cultura alternativa y la disidencia. Lee mi columna para un análisis de derechos humanos e impacto social en la urbe. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig: @bruja_amapola





