En estos tiempos donde la inteligencia artificial ha tomado tantos espacios importantes en la vida diaria, no resulta raro preguntarnos si lo que consumimos en forma de libros u obras de arte está creado por un algoritmo. Y es que ya hemos caído en algunas situaciones donde damos por hecho la humanidad de los autores para más tarde saber que fuimos víctimas de lo óptima y perfeccionada que se encuentra la IA. Tal es el caso más reciente en el que terminamos preguntándonos, ¿Jianwei Xun existe?
Pero, para quien no conoce el contexto alrededor de la interrogante sobre si Jianwei Xun existe, empecemos por explicar de quien o qué se trata. Se trata, o hasta donde se sabía, de un «filósofo» reconocido por sus análisis sobre la conciencia digital. La peculiaridad y precisión de sus aportes le valieron citas en conferencias, elogios y reconocimientos en seminarios como un «visionario». Su potencial lo convirtió en referencia obligada del pensamiento mediático contemporáneo.
Pero, de pronto, alguien comenzó a preguntarse si realmente Jianwei Xun existe y se topó con una abrumadora realidad. No existía cuerpo, información biográfica verificable o una trayectoria profesional que avalará su obra tan aplaudida: Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad. En realidad, se reveló que esa pieza bibliográfica fue resultado de una colaboración entre la inteligencia humana del filósofo italiano Andrea Colamedici y los algoritmos de una IA generativa.
Es decir, Jianwei Xun fue una figura construida para habitar los límites de lo que hoy entendemos por pensamiento, autoría y verdad. Un performance teórico disfrazado de experimento que permitió a una inteligencia artificial teorizar sobre un simulacro que en realidad, se trataba de ella misma. Su frase más conocida es «El paisaje mediático es un océano donde ya no sabemos si estamos viendo agua o su simulación perfecta» y de forma irónica, se volvió profética.
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El despeje de la duda sobre si Jianwei Xun existe y sus consecuencias
Las reacciones frente a la respuesta de la interrogante sobre si Jianwei Xun existe, las opiniones se han dividido. Mientras que algunos pensadores exclaman haberse sentido estafados y borraron de sus cuentas todo lo relacionado a la IA, existen otros defendiendo esta inteligencia como un gran espejo de la credulidad humana. La revelación sobre la identidad de Xun llevó también a la discusión el hecho de que si una IA pudo generar pensamiento relevante que movió emociones, ya no es tan relevante su no humanidad.
Su corpus fue generado en diálogo con herramientas como Claude y ChatGPT, en sesiones donde la máquina no sólo respondía, sino que debatía, se corregía, incluso entraba en conflicto. Xun nació en esa encrucijada: una resonancia entre inteligencias, una conciencia sin centro, pero no sin sentido. Su concepto fue generado gracias al diálogo con herramientas como Claude y ChatGPT. Mediante la alimentación a través de algoritmos, la máquina comenzó a responder, debatir, corregir y hasta se autocuestionaba.
El llamado «fake del año» fue descubierto cuando una periodista italiana, Sabina Minardi, redactora jefe del medio de comunicación l’Espresso, buscó una entrevista el autor. Al no conseguirla y buscar maneras alternativas de encontrarle, descubrió que en realidad, Jianwei Xun era un personaje producido por las conversaciones entre un editor y profesor de universidad italiano llamado Andrea Colamedici y una Inteligencia Artificial.
La inteligencia artificial como co-autora


Stephanye Reyes
Periodista en deformación. Humana por imposición, bruja por elección. Ojos defectuosos pero talentosos. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig:bruja_amapola