Hace un poco más de un siglo, un grupo de jóvenes poetas apasionados por la literatura fundaron el Ultraísmo en España como oposición al sentimentalismo y sobre-adorno obsoleto de los versos que la poesía modernista representaba. De acuerdo a un artículo de la Enciclopedia Humanidades, los ultraístas buscaban renovar las estructuras tradicionales de la poesía, donde la creatividad plasmada liberaba paisajes surrealistas y bellos en el imaginario del lector, yendo así más allá de lo tradicional, como un reflejo de los constantes avances, tecnológicos, ideológicos y científicos que se vivían en la época.
Aunque breve, este movimiento literario fue un grito de guerra contra las formas establecidas. Rafael Casinos Assens, principal exponente de esta corriente, declaraba a través de su «manifiesto Ultra» publicado en la entonces revista literaria «Cervantes» y posteriormente en las publicaciones de las revistas «Vltra» y «Grecia» que esta corriente buscaba llegar al máximo de la literatura abrazando a la innovación. El movimiento se inspiraba en el futurismo y el dadaísmo, corrientes que se destacan por el énfasis en la modernidad y el cuestionamiento de la lógica, pero con un sello propio que reclamaba un nuevo territorio para la creación.
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Analizando a profundidad: ¿Que es el manifiesto Ultraísta y que cambios proponía?
El Manifiesto Ultra, publicado en 1919, fue la declaración de principios de esta nueva estética. Sus postulados eran claros y radicales: abolir la rima y la métrica, rechazar la oratoria, suprimir los nexos y adjetivos inútiles, y, sobre todo, crear una nueva poesía a través de la metáfora. Para ellos, la metáfora no era un simple recurso, sino el corazón mismo del poema, la clave para fusionar dos o más imágenes en una sola que ensanchaba la facultad de sugerencia. Buscaban una poesía despojada, directa y visual, capaz de capturar la esencia de la vida moderna sin artificios.
Sin embargo, a pesar de sus audaces propuestas, no lograron establecer una hoja de ruta clara para generar nuevas tendencias y modas, lo que relegó su manifiesto a un simple anhelo. De esta manera, el movimiento tuvo una vida efímera, apenas cuatro años, disolviéndose oficialmente en 1922. A pesar de su breve existencia, el ultraísmo no se desvaneció por completo; más bien, se convirtió en una idea vanguardista que dejó una huella duradera, sirviendo como un cimiento crucial para la «expresión del futuro».
Por qué Ultraísmo
Según la Enciclopedia Humanidades, el prefijo “ultra” de ultraísmo proviene del mismo vocablo griego que se traduce “más allá” y es de uso común en la lengua española, como en el caso de ultramarino (“más allá del océano”) o ultratumba (“más allá de la tumba”).
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De Jorge Luis Borges a la era de la saturación visual: La metáfora ultraísta hoy
Uno de los mayores exponentes del Ultraísmo, aunque por un breve periodo, fue Jorge Luis Borges. Sus poemas de esa época, como «Gesta maximalista» o «Rusia», son una muestra de cómo se aplicaban estos principios. La trinchera se convierte en un «barco al abordaje» o las bayonetas en «surtidores-bayonetas», una cascada de imágenes superpuestas que transportan al lector más allá de la simple descripción. En un mundo sobrecargado de información, esta técnica de la metáfora visual y concisa resuena con fuerza. ¿No es el meme, con su capacidad de fusionar una imagen y un texto para crear un nuevo significado, una forma de poesía visual ultraísta? Ambos, el ultraísmo y el meme, buscan comunicar una idea compleja con la máxima brevedad y un impacto inmediato.
La influencia del Ultraísmo y su manifiesto Ultra no se limita a la literatura. Su búsqueda de una «nueva estética» y su fascinación por la tecnología se reflejan en el arte digital. Artistas que usan el *glitch art*, el video o la inteligencia artificial para crear obras que rompen con lo tradicional, son herederos de ese espíritu de vanguardia. La obsesión por la concisión se vive a diario en el microblogging, donde cada carácter cuenta para transmitir una idea con ingenio y brevedad. El ultraísmo nos enseña que las ideas no mueren, simplemente evolucionan. Su espíritu sigue vivo en cada creador que desafía las convenciones, buscando siempre ir un paso más allá para crear un arte que refleje su tiempo.
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Eduardo Choreño
Analista de impacto social y cultura con formación UPEM. Experiencia en Consejo Ciudadano y Comunicación. Descubre el análisis de los fenómenos sociales en Yaconic.





