Worldcoin y la prohibición de los países al escaneo del iris

El potencial de la Inteligencia Generativa, especialmente con el auge de ChatGPT que es comandado por OpenAi y su CEO, Sam Altman ha ido en aumento al paso de los días. Sin embargo, también ha sido generador de problemas a falta de regulación al desconocer los alcances de la misma. El proyecto «Worldcoin» se trata de una orbe que escanea el iris a cambio de un pago en criptomonedas.

Worldcoin fue fundada en 2019, y la idea principal bajo la cual fue desarrollado fue ayudar a construir una solución a la distinción de los humanos de la IA con el propósito de respaldar «procesos democráticos a nivel mundial» y con ellos, mejorar significativamente las oportunidades económicas, según un reporte de TechCrunch.

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El desarrollo e instalación de Worldcoin ha abarcado distintos países a través de su dispositivo llamado «Orb«, mismo que se encarga de escanear el iris de los usuarios que se prestan a ello a cambio de criptomonedas. Estas instalaciones han provocado largas colas en algunas ciudades del mundo, pero también controversia y prohibiciones en algunos países debido a la preocupación sobre la privacidad y la protección de datos biométricos. España, Portugal, Kenia, India y Francia, se han pronunciado en su contra.

El iris es parte de la identificación biométrica que fundamente en datos únicos e irrepetibles de cada individuo, tal como las características faciales o las huellas dactilares de la mano. Su uso para el desarrollo de trámites o encriptación de datos ha ido cambiando la forma en cómo se mantiene la seguridad al considerarlo una autentificación perfecta.

Aunque de inicio, la identificación biométrica se percibía como una forma infalible de autenticación, con el paso de los días se ha evidenciado las preocupaciones asociadas a este método que puede vulnerar a la población a través del robo de identidad o el fraude.

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Dentro de la perspectiva de la ciberseguridad, expertos afirman que antes de compartir el iris por criptomonedas para Worldcoin, es necesario cuestionarse para qué se están empleando estos datos y porque pagan por ellos. Investigar el ente detrás de esta recabación de información tan sensible como son los datos biométricos ya que se pueden cometer fraudes y estafas accediendo a servicios cuyo resguardo se da a través de esta identificación.

Compartir los datos biométricos te expone al riesgo de ser blanco de los cibercriminales que han surgido a partir del uso de estas tecnologías. Lo delicado de este uso es que no hay opción para modificar esta información ya que son inherentemente inmutables.