10 terroríficos cuentos sobre objetos malditos imperdibles
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10 terroríficos cuentos sobre objetos malditos imperdibles

El terror siempre ha sido temido y alabado, existe una extraña relación entre la línea delgada de sucesos que pueden explicarse y otros tantos que definitivamente son imposibles siquiera de creer. Leer una buena selección de cuentos sobre objetos malditos antes de dormir quizá no sea la manera más apta de conciliar el sueño para algunos, pero para otros tantos es la forma idónea para ir a los brazos de Morfeo.

Sea cual sea lo que te lleva a buscar estos cuentos sobre objetos malditos, la encantador es que todos versan sobre una misma temática: Cosas que han capturado esencias, demonios, almas o personalidades de sus antiguos dueños. Quizá el libro que te regaló la abuela pueda ser el próximo protagonista de cuentos de este tipo, en lo que lo descubres, checa estos cuentos sobre objetos malditos que seleccionamos para ti. 

El reloj del abuelo

Cuenta la historia que en una antigua mansión donde vive una familia, en la sala principal de la casa, hay un reloj de pared que ha estado en la familia por generaciones. El reloj tiene un tic-tac particularmente fuerte, que se puede escuchar en toda la casa.

Según la leyenda familiar, el reloj fue traído de otro país por el bisabuelo de la familia. Sin embargo, desde que el reloj llegó a la casa, cosas extrañas han estado ocurriendo. Los miembros de la familia se dan cuenta de que el tic-tac del reloj parece cambiar de ritmo durante la noche, volviéndose más rápido y más lento de forma impredecible.

Además, cuando el reloj marca la medianoche, se escuchan susurros y lamentos provenientes de él. Los miembros de la familia también han informado haber visto sombras moviéndose alrededor del reloj y haber tenido pesadillas recurrentes después de escucharlo.

Con el tiempo, los acontecimientos paranormales se intensifican. Algunos miembros de la familia afirman haber sido tocados por manos invisibles mientras dormían. Otros dicen haber visto figuras sombrías observándolos desde las esquinas de la habitación.

Finalmente, un investigador paranormal visita la mansión para tratar de desentrañar el misterio del reloj del abuelo. Durante la investigación, el reloj de repente se detiene y una escalofriante voz se hace eco en la habitación, diciendo: «No deberías haberme despertado».

El investigador descubre que el reloj ha sido poseído por el espíritu de un antiguo dueño de la mansión, que murió en circunstancias misteriosas hace muchos años. El espíritu ha estado atormentando a la familia desde entonces, tratando de vengarse por su muerte.

La muñeca de porcelana 

«¡Mamá, quiero esa muñeca!» Dijo la pequeña Isabel totalmente nerviosa por tener una nueva muñeca. «Volveremos mañana para comprártela, ¿vale? pero recuérdamelo, Isabel» le contestó su madre en la misma tienda de antigüedades.

Isabel tenía sólo siete años y medio, pero ella podía tener todo lo que le gustaba gracias a su mirada de pena que les ponía a sus padres. Esa misma noche, la pequeña tuvo dificultades para dormirse ya que sólo pensaba en su futura nueva muñeca. Incluso si tenía un brazo menos, era la muñeca de porcelana más bonita que había visto nunca. Ella tenía muchas, pero esa iba a ser la más bonita de su colección.

A la mañana siguiente, Isabel desayunó viendo sus dibujos favoritos, como cada mañana. Había soñado tanto con su muñeca que tenía sueño, estaba cansada y ya no quería esa muñeca. Ya no le gustaba. Así que pasó el día enjugazada con otras cosas y no le recordó a su madre que tenían que ir a por la muñeca, porque ya no la deseaba.

Llegó la noche e Isabel fue a acostarse al piso de arriba. Ella tenía miedo de estar arriba sola, así que su madre subía con ella y se ponía en la habitación de al lado a coser. Una media hora más tarde de haberse acostado, una voz aguda despertó a la niña susurrándole al oído: «Subo 1, 2, 3 escalones…» La pequeña Isabel gritó asustada llamando a su madre: «Mamá, hay alguien en la escalera que hace ruido» Su madre la tranquilizó diciendo que no había nada en absoluto. En cuanto la madre abandonó la habitación, Isabel volvió a oír ese susurro que le dijo «Subo 4, 5, 6 escalones…» De nuevo Isabel llamó a su madre. Su madre le volvió a contestar que se tranquilizara, que sería el ruido del frigorífico.

Pero la pequeña voz continuó subiendo las escaleras: «Subo 7, 8, 9, 10 escalones y ya estoy en el pasillo», repitió la pequeña voz con una risa sarcástica.

A la mañana siguiente, la madre de Isabel se sorprendió de despertarse antes de ella. Pero pensó en las dificultades que había tenido para dormirse y pensó que estaría cansada. Pero transcurrida una hora le pareció raro que aún no se hubiera despertado, por lo que subió a ver cómo estaba su hija. La madre gritó con terror viendo a su hija ahogada en su propia sangre y apuñalada más de 17 veces, con el brazo arrancado y viendo a esa pequeña y adorable muñeca de la tienda de antigüedades con el brazo de su hija como sustituto del suyo.

Cuentos cortos de terror y suspenso para una tarde lluviosa

El espejo de las pesadillas 

Los sueños eran perturbadores. Era como si participara en aquellas escenas, en ocasiones sufría y otras veces era causante de todo ese terror. Frecuentemente me encontraba en un lugar, una especie de sótano sucio y oscuro… allí se encontraba una chimenea y una silla de metal a la que se ataban las víctimas para infligirles terribles torturas. Despertaba entre gritos, sudando y sin poder moverme, incluso después que mi esposo me despertara.

Las pesadillas fueron empeorando con el paso del tiempo. Las sufría toda la noche y empezaba a afectarme seriamente. En el día experimentaba falta de aire, pavor y un miedo incontrolable. Entonces empecé a ver algo más en mis sueños… la figura de un hombre extraño, muy delgado y pálido, casi cadavérico. Este personaje se inclinaba sobre las víctimas para cortar tendones, arrancar uñas o marcarlas con un hierro incandescente. Ante la incapacidad de librarme de aquello, no me quedaba más que llorar. Sentía que me estaba volviendo loca.

Un conocido me recomendó consultar a una persona que visitó mi habitación. Al mirar uno de los espejos entendió inmediatamente que ese era el origen de todos mis problemas. Según esta persona, los espejos estaban embrujados. Probablemente fueron de un individuo que causó mucho daño en vida y toda esa maldad terminó impregnada en los objetos. Le pregunté qué podía hacer al respecto y fue muy claro: librarme de los espejos. El escepticismo no me permitía creer del todo, pero estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de recuperar mi vida.

Esta persona condujo una especie de ritual para descargar la energía maligna que habitaba los objetos. Y juro que mientras repetía algunas palabras observé una cosa oscura aparecerse en la superficie del cristal. Un ser aterrador que me lanzó una mirada inquietante y me puso los pelos de punta. Una vez que me deshice de los espejos las cosas mejoraron en casa y las pesadillas se desvanecieron, pero nunca pude olvidar aquello.

El roble del jardín

Cuando Alejandro vino al mundo, el roble ya estaba en el jardín, a nadie le extrañó que el chico le temiera, pues era más grande que él y sus ramas parecían brazos estirándose para alcanzar algo. Pensaron que al crecer olvidaría el miedo, pero no fue así, el niño se negaba a salir al jardín, decía que el árbol quería atraparlo, intentando entrar por la ventana, hasta la cubrió completamente con un mueble, y a veces los encontraban dormido en la tina del baño.

Nadie pudo creerle su historia, así que él simplemente se dedicó a fingir que todo estaba bien. Como el chico no se quejaba más, todos dieron por olvidado el asunto, hasta que el pequeño desapareció. La ventana estaba rota, había algunas hojas del roble en el suelo, y señales de arrastre por el patio, las cuales llegaban también hasta el árbol. Aun así, nadie quiso mencionar la relación evidente.

Declararon al chico como perdido iniciando el protocolo policial para su búsqueda, pero esta no obtuvo ningún resultado positivo. Con el paso de los días, solo la madre reconoció que su hijo no estaba mintiendo, las pruebas hablaban por sí solas; incluso había pasado tanto tiempo mirando con desconfianza al roble, que vio a las ramas cambiar de posición más de una vez.

Así que tomó un hacha, y fue a darle fuerte al tronco, por su herida brotó sangre, las ramas se extendieron asustadas y la mujer golpeó con más fuerza, pero poco podía hacer para derribar al gran roble.Cayó de rodillas al suelo, llena de decepción pero entonces vio frente a ella otra oportunidad, removió la tierra con mucho ímpetu, para descubrir las raíces del árbol y salarlas, pero jamás imaginó encontrarse con tal escena: el cuerpo de su hijo yacía ahí, entre las raíces, ya casi seco, pues estas alimentaban el roble con la sangre del chico.

Esto había sucedido por muchos años, porque aparte se encontraron 14 cuerpos más, justo igual al número de ramas que el árbol tenía.

El anillo del Brujo

Nadie pudo entender la decisión de aquel hombre, que al haber obtenido la vida aparentemente perfecta, lo dejó todo para refugiarse en una cabaña apartada allá en las montañas. Se llevó con él a su joven esposa y tres hijos, cortando todo contacto con el resto de la humanidad.

Pasaron los años en completa soledad, tan solo ellos, cinco; hasta que lo atrapó la vejez y la enfermedad, en su lecho de muerte, luchaba por tener el tiempo suficiente de contarle a sus hijos el terrible secreto que lo llevó al éxito, aquel mismo que se convirtió en la razón de su aislamiento.

Les dijo entonces que poseía el anillo del brujo, un poderoso objeto capaz de conseguirle todo lo que deseaba, a cambio del alma de un hombre bueno, les confesó cuanta gente sacrificó para sus propios fines, ya que ni siquiera los conocía, el propio anillo las buscaba, pero estaba muy arrepentido de ello.

Por eso permanecía lejos de todo, así no añoraba nada más que su simple existencia, y el resto de las personas estaban salvo. No se deshizo del anillo, pues no quería que alguien más lo tomara e hiciera sufrir a inocentes, así que se había convertido en su guardián. Esperaba que sus hijos siguieran su camino, pero estos tenían otra cosa en mente.

En cuanto supieron dónde estaba, quisieron probar su eficacia; pelearon por él, se hirieron, hasta que solo uno quedó vivo y puso en su dedo el anillo. Pero en ese instante un terrible ardor corrió por todo su cuerpo, quemándolo desde adentro, enormes llamas le salían por cada poro, provocando un terrible dolor, pero manteniendo la piel intacta. Se retorcía y chillaba, ante la sensación de que algo invadía su cuerpo, en unos instantes, también estaba muerto en el suelo.

El anillo no debía usarse, bastaba con dirigirse a él para pedir deseos, solo un alma buena se requería para hacerlo funcionar; pero un alma retorcida servía para que el brujo volviera a la vida. Lo hizo en el cuerpo del ambicioso muchacho, y bajó de la montaña a conocer el nuevo mundo, y esparcir de nuevo su reinado de terror.

La caja Dybbuk, la caja maligna

Cuando la Segunda Guerra Mundial finalizó en 1945, muchos supervivientes del holocausto judío se vieron obligados a emigrar fuera de Europa, pues el antisemitismo en algunos países estaba todavía latente. Uno de ellos, fue un hombre polaco que lo había perdido todo, excepto una misteriosa caja que se llevó consigo a España. Más tarde, se trasladó a los Estados Unidos, donde volvió a hacer su vida sin darle mayor importancia al objeto.

En el 2001, este hombre murió y su nieta, buscando rematar sus pertenencias, encontró la misteriosa caja y la puso en subasta. Quien la compró fue un restaurador de muebles, quien vio potencial en la caja. Pero no se marchó del remate hasta escuchar la escalofriante historia que aquella mujer tenía que contarle.

La caja Dybbuk, como la llamaba su abuelo, había sido hallada en el cuarto de costura de su esposa y nunca había sido abierta, ya que la familia creía que en su interior habitaba un demonio. De acuerdo con el folclor judío, este espíritu podría causar grandes penurias si era liberado.

Al principio, el restaurador de muebles no creyó una sola palabras historia, hasta que comenzó a notar que cosas extrañas ocurrían en su hogar. Al abrirla, lo único que había encontrado dentro habían sido dos peniques de la época de los 20, dos mechones de cabello (el uno castaño y el otro rubio), y una pequeña figurilla que tenía escrito encima “Shalom”, una palabra hebrea.

Poco después de llevar la caja a su casa, su madre sufrió un ataque al corazón y su negocio entró en una mala racha, que despertó su lado más supersticioso. La cosa empeoró cuando, al intentar devolverla a la nieta de aquel hombre judío, esta no la quiso de vuelta y sufrió una crisis de pánico que le hizo desistir. El restaurador entonces colocó la caja en una subasta de Ebay, en donde también contó su peculiar historia y las ofertas llegaron solas.

La caja Dybbuk tuvo muchos compradores, pues tan pronto como era poseída por alguien, esa persona buscaba deshacerse de ella, alegando que les provocaba pesadillas con una espantosa anciana que era quien la sostenía en sueños, (presuntamente sería el demonio) y que no soportaban el inexplicable olor a amoníaco que provenía de ella. Iosif Neitzke, su último propietario, relató que había perdido todo el cabello y que también había visto extrañas luces en su casa, a raíz de llevar el objeto con él.

Esta historia se tiene por un hecho completamente real; tanto así que incluso ha inspirado una película, “La posesión” en el 2012. Actualmente, fue adquirida por el famoso investigador paranormal Zak Bagans, quien la mantiene expuesta en su museo personal, “Zak Bagans Haunted Museum”. No obstante, él la mantiene cerrada, pues está convencido de que algo oscuro habita en su interior.

Todos los visitantes que deseen verla abierta deben ser mayores de edad, además de firmar un contrato que exonera al museo de cualquier responsabilidad y pasar a una habitación privada para observarla.

cuentos sobre objetos malditos

El collar

Mi nombre es clara no recuerdo cómo me hice amiga de juliana fue todo tan rápido que todavía sigo un poco confundida…fue el después de la muerte de su madre que al darle el pésame comenzamos a hablar. Ella siempre fue algo rara, en el curso nadie le quería hablar. Decían que su familia llevaba una maldición o que su madre era una bruja pero yo nunca imaginé que fuese verdad y creía que eran prejuicios que da la gente.

Ella también vivía con una tía, la verdad nunca la vi, Juliana decía que sufría de una enfermedad del sueño y que solo pasaba durmiendo en el día y despierta de noche o algo así.

Un día le comente que me iría a pasar un fin de semana en la playa y me rogó que por favor la llevara conmigo que no conocía el mar. Hablé con mis padres y aunque ellos se negaron, les dije que por favor la lleváramos con nosotros y que no daría problemas. Al día siguiente me dijeron que habían hablado con la tía de juliana y que no había ningún inconveniente.

Estuvimos entusiasmadas toda la semana hasta que llegó el gran día. Nos levantamos muy temprano, mi padre alisto todo en el auto y pasamos a ver a Juliana, ella nos esperaba en la puerta de su casa con un pequeño bolso negro pero su tía nunca salió a despedirse.

Después de algunas horas de viaje llegamos a una casa muy linda junto al mar que mi padre había alquilado para el fin de semana. Entramos a la casa , mis padres empezaron a desempacar las cosas del auto, nosotras nos colocamos los trajes de baño y directo al mar luego. Paseamos un rato por el bulevar y Juliana encontró algo que brillaba en el suelo: era un collar plateado con un pequeño diamante color azul. Me dijo que lo cogiera pero yo le dije que no, ella me dijo que era como obsequio en gratitud de traerla y lo acepte, ella lo coloco en mi cuello y nos apresuramos en llegar a casa porque estaba comenzando a oscurecer.

Al llegar a la casa todo estaba a oscuras, empuje la puerta y no había nadie. Exclamé los nombres de mis padres pero nadie me contestó. En un momento me encontré sola, Juliana había desaparecido así que caminé hacia una de las habitaciones para solo llevarme una amarga sorpresa: Ellos estaban muertos, la habitación se encontraba llena de sangre, estaban acostados en la cama como si un monstruo les hubiera arrancado los órganos a cada uno. Me comencé a sentir mal entonces Juliana apareció y dijo: “Gracias no solo cumpliste mi sueño, sino que me concediste mi mayor deseo. Mi madre fue declara paciente terminal por un cáncer y para poder salvarse, hizo un pacto con el diablo pero a la hora de finalizar el sacrificio se murió y este también se llevó su alma. Busque muchos medios para contactar con ella, pero convencer al diablo es muy difícil así que mandé a cremar sus restos, demore 3 meses en lograr que el diamante de aquel collar se forme con los restos de mi madre solo necesitaba un cuerpo y sacrificar a dos personas.”

Cuando terminó de hablar, sentí que mi cuerpo se debilitaba más y más hasta que algo me poseyó…mis labios se movieron sin que yo lo pudiera evitar y musité: – Juliana mi amor lo hiciste muy bien cariño-.

Evelyn

Papá se ha marchó de casa, escuché cuando le decía a mamá que no podía con tanta responsabilidad y ahora ella tiene un nuevo novio. A mí él no me agrada, hace muchas cosas que no están bien, pero mamá no quiere creerme que es malo, ella está enamorada.

Rompió todas mis muñecas y los juguetes de mi hermano, dijo que fuimos nosotros y después nos castigaron. Los recogimos de la basura para volver a armarlos, pero no quedaron muy bien, mi muñeca Evelyn está muy molesta, no le gusta tener patas de palo y cara llena de hilos, pero si los quito su cara no se mantiene unida. Ella dice que no puede ver muy bien con esos botones que le puse en lugar de ojos, para mí sigue siendo hermosa. Sin embargo, no la veo muy contenta, ha dicho que se vengará y yo sé que la venganza no es buena, pero no creo las muñecas lo sepan.

Hace varias noches que ella se escapa cuando cree que estoy dormida, pero, siento cuando toma mis manos lentamente y se las quita de encima, luego me pone la almohada para que no me dé cuenta que se ha marchado. Por la madrugada ella vuelve a acurrucarse conmigo y en las mañanas solo recibo regaños por travesuras que yo no hice. Todo está claro, ella rompió la ropa del novio de mamá, también su guitarra.

Espero que esa sea toda su venganza, porque por todo lo que hace a mí me va mal. Ya no sé que hacer, lo mejor será que me vaya de casa, si vivimos en otro lugar Evelyn estará contenta, sonreirá de nuevo y volveremos a ser felices. ¡Esa es una buena idea! ¡iré a buscarla! Ojala aun no haya empezado a romper cosas.

¡Cielos!, he llegado tarde, Evelyn rompió al novio de mamá con un cuchillo, hay sangre por todos lados, sus pedazos están regados por el piso. La pobre de mi mami está muy triste, creo que no le gusta ver lo que ha pasado, será mejor que le saque los ojos con el cuchillo…

Las pinturas de la cabaña

Un estudiante universitario se dirigió al bosque en busca de algunos especímenes para su trabajo final. Su tarea era sencilla, encontrar plantas e insectos para después catalogarlos. Era para él una pasión, así que el tiempo se le fue volando.Cuando se dio cuenta la noche lo había atrapado, la oscuridad lo rodeo en un instante, y aunque pensaba conocer muy bien el camino no era así.

Caminó por un momento pero se sintió perdido, no sabía hacia dónde avanzar con tremenda oscuridad. Cuidaba sus pasos para no tropezar, lo único que podría distinguir era la brillante luz de la luna y las estrellas. Pensando un poco en la situación, supo que no debía moverse más a ciegas, pues podría perderse. Por fortuna pudo distinguir una pequeña cabaña en medio del bosque; pensó que sería buena idea entrar y pedir resguardo esa noche hasta el amanecer.

Al llegar a la cabaña, tocó la puerta unas cuantas veces, mientras decía con voz fuerte: – Buenas noches –, pero nadie respondía, el frio empezaba a meterse entre su ropa, así que al comprobar que nadie se encontraba por el momento, pasó sin ser invitado.

Una vez adentro le sorprendió el tamaño de la cabaña, pues desde afuera no parecía tan grande, un largo pasillo lleno de puertas se extendía por un largo tramo, entre la oscuridad mientras se desplazaba hacia enfrente pudo notar que en las paredes había extrañas pinturas de personas con aspecto siniestro, que lo seguían con la mirada, lleno de escalofrío,apresuraba el paso, para salir de aquel tenebroso pasillo.

Encontró una habitación casi al final y pasó en ella toda la noche hasta el amanecer, con los primeros rayos del sol, sus miedos se habían marchado, y retomó el pasillo para salir de la cabaña, solo para sentir como se le helaba la sangre, regresandole todo aquel temor, que lo dejó paralizado, las paredes estaban vacías, no había ni un solo cuadro, eran solo numerosas ventanas que rodeaban aquel largo pasillo.

 La niña y la muñeca

La vio por primera vez cuando fue de visita a la casa de Cecilia, una amiguita que estaba muy enferma. La pálida chica abrazaba muy fuerte esa linda muñeca a la que Rosalba no podía quitar los ojos de encima y la cual le dejó como regalo tras su muerte días después.

La pobre niña no sabía que sentir, aunque el presente le había fascinado, la tristeza por perder a su amiga no le dejaba disfrutar. En momentos creía que su deseo de poseer la muñeca había causado la muerte de Cecilia y la culpa la consumía. Sobre todo porque no había alrededor alguien que se preocupa por ella, su propia familia la ignoraba por completo.

A causa de esta soledad, su único refugio fue la muñeca, se convirtió en su compañera, en su amiga, en su todo. Compartía con ella secretos, miedos, frustraciones y problemas en su entorno. Y pronto sucedió algo muy extraño, pues todo aquel que dañaba a Rosalba de algún modo, aparecía muerto, con su rostro destrozado a arañazos.

Ni su propia familia estuvo a salvo de este terrible mal, un día al despertar, se dio cuenta que estaba sola en el mundo, pues sus parientes estaban tirados en la cocina ahogados en un charco de sangre.

La pobre niña empezó a llorar y llorar por estar sumida en aquel terrible cuento de terror, en el que todos se marcharon de un modo horrendo, dejándola en el olvido. Sus lágrimas fueron tantas que terminó dormida sobre la mesa.

Despertó envuelta en llamas, y extrañamente veía que su cuerpo la observaba sonriente mientras se quemaba.

Todo acabó con una muñeca achicharrada, y dos contentos padres por tener de vuelta a su hija, pues aprovechando el encanto que Rosalba sintió por el juguete, lo acercaron a ella después de meter ahí el espíritu de su moribunda hija, para que en el momento preciso esta hiciera un intercambio y tuviera nuevamente un cuerpo humano.

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Stephanye Reyes

Periodista en deformación. Humana por imposición, bruja por elección. Ojos defectuosos pero talentosos. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig:bruja_amapola