El pasado 20 de febrero se celebró el Día Internacional del Fotógrafo y Camarógrafo y, en este contexto; recordamos a la que es considerada como la primer fotógrafa mexicana, Lola Álvarez Bravo, con 5 de sus obras más representativas.
Lola Álvarez Bravo (Dolores Martínez de Anda, 1907-1993); fue una destacada y versátil cronista visual, quien se desempeñó como reportera gráfica, fotógrafa comercial, documental, retratista profesional y artista plástica. Pilar del renacimiento mexicano post-revolucionario, ganó notoriedad por su alto nivel de habilidad en la composición fotográfica. Sus obras imperecederas están incluidas en colecciones permanentes de museos internacionales, incluido el Museo de Arte Moderno (MoMA) en Nueva York.
Álvarez Bravo nació en Lagos de Moreno, Jalisco en 1907, pero poco después se traslado a la Ciudad de México junto con su padre. En 1922 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, donde conoció a su entrañable amiga, Frida Khalo. Más o menos por la misma época otra amistad de la infancia, la que sostuvo con su vecino Manuel Álvarez Bravo, pronto se convirtió en idilio. Contrajeron matrimonio en 1925.
DE AMOR, TALENTO Y LOCURA ENTRE LOS ARTISTAS DEL MÉXICO DEL SIGLO XX
Su esposo, autodidacta de profesión, instruyó a Lola en la fotografía y durante casi una década trabajó como su asistente. Aunque el matrimonio se disolvió en 1934, Lola conservó su apellido de casada hasta el final de sus días.
Inspirada por colegas como Tina Modotti, Edward Weston o Henry Cartier Bresson, Álvarez Bravo se introdujo de lleno a la fotografía a mediados de los años treinta en la revista ‘El maestro rural’, editada por la Secretaría de Educación Pública. Fue ahí en donde labró reputación como pionera del fotoperiodismo, gracias a su particular huella artística: Eligió retratar a los sujetos con franqueza y elegancia; en lugar de perseguir un trabajo de interés periodístico.
“Busco la esencia de los seres y de las cosas, su espíritu, su realidad. El interés, la experiencia propia, el compromiso ético y estético forman el tercer ojo del fotógrafo. Hay quien lo enfoca hacia el paisaje, yo me siento atraída por los seres humanos”.
En los 40 fue contratada para dirigir los talleres de fotografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (institución en donde permaneció hasta su jubilación), y más adelante, en los 60, se instauró como jefa del Departamento Fotográfico del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
LAS FOTOPERIODISTAS MEXICANAS QUE DEBES CONOCER
Colaboradora y amiga de grandes artistas como Diego Rivera, Frida Kahlo, Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros, en 1951 abrió la Galería de Arte Contemporáneo. En 1953 el recinto acogió la única exposición en vida de Frida Kahlo en México, evento al que la pintora llegó en ambulancia, tras sufrir complicaciones de salud por una bronquitis.
Lola Álvarez Bravo se retiro del quehacer fotográfico profesional en 1989, a los 82 años de edad. Su acervo personal se encuentra resguardado en el Center for Creative Photography (CCP) en Tucson, Arizona, Estados Unidos.
5 OBRAS REPRESENTATIVAS DE LOLA ÁLVAREZ BRAVO
‘Universidad Femenina’– 1943, Colección abierta.
Lola Álvarez Bravo experimentó con el fotomontaje y otras técnicas como los fotomurales y los fotogramas desde 1935.
‘Unos Suben y Otros Bajan’- 1940, Ciudad de México, Colección Centro Cultural Arte Contemporáneo.
Desafíos espaciales, invitaciones a la abstracción o al sinsentido, las escaleras representan un notable motivo para la representación bidimensional y casi un precepto para la fotografía moderna.
‘El Baño’– 1940, Ciudad de México, Colección abierta.
‘Francisco Toledo’ – 1980, Morelos, Colección abierta.
‘Frida’- 1940, Colección Manuel Álvarez Bravo.
Los retratos que Lola Álvarez le tomó a su amiga cercana Frida Kahlo, constituyeron la exposición ‘Frida y su mundo’, la cual se realizó en la Galería Juan Martín a principios de la década de los 90.