Museo Tamayo: ¿preferencias de nacionalidad a sus expositores?

El Museo Tamayo es nuevamente señalado por dar espacio a exposiciones de artistas extranjeros con su reciente exhibición. ¿Qué tan ciertas son éstas acusaciones y en qué se basan para decidir si ésta artista es digna de obtener recursos públicos o no? Desde el 2 de abril, el Museo Tamayo alberga una propuesta desconcertante: «No tengo preguntas, sólo respuestas» de Raphaela Vogel.

La pieza que da nombre a la exposición es un colosal signo de interrogación de bronce, que en palabras de la artista, vincula sus hallazgos al investigar la historia de la música, el arte y la poesía para su obra. Reconocida en Múnich, aclamada en Nueva York y presente en la Bienal de Venecia, la trayectoria de Raphaela Vogel parecía incuestionable. Sin embargo, su llegada al Museo Tamayo ha desatado una inesperada tormenta en redes sociales, donde algunos cuestionan la calidad de su obra, aparentemente focalizando sus críticas en su origen alemán y en el hecho de que el museo funciona con recursos públicos y pareciera darle más cabida artistas extranjeros.

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Una revisión de la programación de la página oficial del Museo Tamayo desde 2024 revela que siete de 11 exposiciones han sido de creadores internacionales. Entre ellos, Nina Beier, cuya polémica obra con animales vivos generó una fuerte reacción. Esta proporción, según los críticos, alimenta los señalamientos hacia la institución respecto a su preferencia por artistas extranjeros.

¿Será que las personas que critican al Tamayo y sus exposiciones realmente están preocupadas por el presupuesto de cultura que emplean en dar espacio a la obra de artistas contemporáneos extranjeros o simplemente Voguel se está enfrentando a un público que aún no comprende la falta de límites en el arte?

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