El esperado concierto gratuito de Residente en Tijuana, celebrado el 24 de octubre de 2025 en el Monumento México (Glorieta de las Tijeras), no solo generó euforia masiva, sino también una ola de indignación entre la comunidad del hip hop local.
Organizado por la Secretaría de Cultura de Baja California como parte del XXIV Festival de Octubre “Territorios de Paz”, el evento, al que asistieron miles de personas, se vio empañado por la protesta de freestylers y raperos de Baja California que denunciaron la falta de apoyo y la exclusión del talento de casa.
La polémica no se centró en la figura del artista puertorriqueño, sino en la disparidad de recursos públicos invertidos en un acto internacional, dejando a los artistas locales relegados a escenarios secundarios o completamente fuera del foco. La controversia del evento de Residente en Tijuana ha puesto en el debate público el manejo del presupuesto cultural en la región.
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El origen del conflicto: el concierto de Residente en Tijuana
La tensión se manifestó visiblemente durante el desarrollo del espectáculo, cuyo propósito oficial era «sembrar paz y fortalecer el tejido social». Sin embargo, la comunidad del rap de la frontera percibió el evento de Residente en Tijuana como un símbolo de la indiferencia gubernamental.
Artistas locales, freestylers y MCs mexicanos utilizaron sus plataformas para cuestionar la decisión de invertir una suma considerable de dinero público para traer a una estrella mundial, mientras que los espacios, los presupuestos y la promoción para los creadores de la propia región son históricamente insuficientes o nulos.
La crítica no fue contra el arte de Residente, sino contra la política cultural que prioriza el glamour de un evento pagado por el gobierno por encima de la consolidación de la escena musical propia. Este sentimiento de agravio fue el detonante de las críticas que rodearon la presentación de Residente en Tijuana.
La principal crítica articulada por los artistas de Baja California giró en torno a la invisibilidad. Aunque el Festival de Octubre ofrecía una cartelera diversa, el foco mediático, la infraestructura y la inversión se centraron desproporcionadamente en la figura de Residente en Tijuana.
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Acción directa de los freestylers mexicanos
Raperos y freestylers mexicanos señalaron que, si bien el objetivo es acercar la cultura, se desaprovechó la oportunidad de crear un cartel inclusivo que destacara la rica y variada escena de hip hop que existe en la franja fronteriza. Alegaron que se les relegó a escenarios con menor aforo y visibilidad, mientras que el show principal acaparaba toda la atención política y mediática.
La sensación generalizada fue que la gobernadora y la Secretaría de Cultura buscaban un impacto político rápido con el nombre de Residente en Tijuana, descuidando la inversión a largo plazo en la formación y la promoción de los talentos que luchan por abrirse camino en el difícil circuito local.
La protesta escaló de las redes sociales a la acción artística directa cuando raperos como RC y Rapder, que actuaban como teloneros, fueron asignados a un escenario pequeño y separado del principal. Residente se negó a que se presentaran en su tarima.
En un acto de réplica lírica, los artistas se reunieron para realizar una «tiradera» (un duelo de rap con líricas de ataque) dirigida al rapero y a las políticas que facilitaron el costoso espectáculo de Residente en Tijuana.
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Este acto no solo funcionó como una válvula de escape para la frustración colectiva, sino que también demostró la vitalidad y la capacidad de organización de la escena local. Al utilizar la propia herramienta de Residente —la lírica crítica—, los raperos de la frontera transformaron su queja en una declaración artística contundente, creando un performance que ha generado un debate más profundo y duradero que el propio concierto de Residente en Tijuana.
El concierto de Residente en Tijuana reavivó un debate recurrente en México: la justificación del gasto público en espectáculos masivos. Mientras que las autoridades defendieron el evento como una forma de llevar cultura gratuita a miles de personas, los críticos argumentaron que la misma inversión podría haber financiado múltiples proyectos comunitarios, talleres de arte urbano, y programas de desarrollo para la escena freestyle y de rap durante todo un año.
Stephanye Reyes
Periodista (Carlos Septién García). Exploradora de la cultura alternativa y la disidencia. Lee mi columna para un análisis de derechos humanos e impacto social en la urbe. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig: @bruja_amapola





