El juego de la Poleana: Descubre la verdadera historia
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El juego de la Poleana: Descubre la verdadera historia

Los juegos de mesa siempre van a tener un lugar especial en los hogares mexicanos. Familias completas reunidas a la mesa repartiendo cartas, contando puntos de un dado o subiendo escaleras en un tablero es una estampa digna de recordarse. Sin embargo, existe un juego en particular que al paso de los años y su popularización ha cobrado un lugar importante entre diferentes generaciones. Hablamos del juego de la Poleana.

El Palacio Negro de Lecumberri no sólo conoció las letras que conformaron la novela “El Apando” de José Revueltas o las obras que David Alfaro Siqueiros desarrolló mientras cumplía su condena. Su arquitectura carcelaria panóptica, inspiró un juego cuyos orígenes exactos son un misterio y que hoy día, va adquiriendo mayor popularidad: el juego de la Poleana. No se conoce exactamente el año en que se creó y se jugó con el primer tablero, pero para 1940 el juego se extendió por las cárceles populares de la Ciudad de México.

Con un origen claramente penitenciario, el juego de la Poleana ha ido convirtiéndose poco a poco en un símbolo de resiliencia y creatividad mexicana. Es un juego que fomenta la convivencia, el ingenio y, a veces, las discusiones amistosas. Se ha adaptado a diferentes contextos, y aunque algunos aún lo asocian con su pasado carcelario, cada vez más personas lo reconocen como un juego de estrategia y diversión familiar. Incluso se elaboran tableros de Poleana de forma artesanal, lo que demuestra la vigencia y el aprecio por este pasatiempo.

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Juego de la Poleana
Fotografía de Poleanas Cana’da Frogs

Se dice que el tablero del juego de la Poleana representa el confinamiento de la cárcel, las «celdas» de inicio y el recorrido una metáfora de la búsqueda de la libertad o la «fuga». Para muchos, era una forma de evadirse mentalmente de la realidad del encierro, una actividad que fomentaba la convivencia y la competencia. Esta procedencia le confiere un carácter único y una narrativa particular que lo diferencia de otros juegos de mesa.

Poco a poco y gracias a la normalización y desestigmatización, el juego de la Poleana ha trascendido los muros de las prisiones, popularizándose en barrios, entre familias e incluso en torneos organizados en la Ciudad de México y otras partes del país. Ha evolucionado de ser un juego «de presidiarios o de vagos» como lo llamaban antes, a ser reconocido como un juego de estrategia y convivencia familiar. Y lo más importante, se ha transformado en fuente empleo para algunas personas, como el caso de las Poleanas Cana’Da Frogs cuyo negocio familiar es la elaboración de tableros personalizados con los cuales, es posible adquirir uno de estos.

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Stephanye Reyes

Periodista (Carlos Septién García). Exploradora de la cultura alternativa y la disidencia. Lee mi columna para un análisis de derechos humanos e impacto social en la urbe. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig: @bruja_amapola