Después de una intensa travesía de 15 horas desde la Ciudad de México, con una escala técnica en Tijuana, ¡la misión Aftershock se cumplió! Llegamos a Sacramento listos para sumergirnos en el corazón del festival de metal más grande de la costa oeste.
Desde el primer momento, el ambiente era electrizante. Un autobús adornado con imágenes del legendario Dimebag Darrell, el inolvidable guitarrista de Pantera, nos dio la bienvenida. Este fue solo un anticipo de los objetos de colección que tendríamos la oportunidad de admirar más tarde: sus icónicas guitarras, vestimenta y fotografías que evocaban la grandeza de una era.
Nuestra aventura comenzó entrando por un acceso lateral al imponente Shockwave Stage, justo a tiempo para vibrar con la energía de Cypress Hill. Al finalizar su potente presentación, tuvimos el privilegio de compartir unas palabras con Sen Dog y su equipo. La adrenalina continuó llevándonos al Jack Daniel’s Stage para experimentar el característico sonido industrial de Ministry. Sin descanso, nos movimos al DW Presents Stage para presenciar la descarga de energía de Biohazard.
Entre banda y banda, la zona de prensa se convirtió en nuestro centro de operaciones para descargar material, compartir actualizaciones del festival con el mundo y preparar algunas entrevistas exclusivas. Aunque queríamos absorber cada segundo de cada set, la impaciencia por estar en primera fila para Pantera nos hizo interrumpir brevemente la presentación de Biohazard.
El destino nos tenía preparada una sorpresa. Al regresar accidentalmente al acceso inicial, ¡nos encontramos justo en el momento exacto en que Pantera hacía su entrada triunfal! Zakk Wylde, con su carisma inigualable, se acercó a saludarnos, al igual que el bajista Rex Brown. A lo lejos, Philip Anselmo nos dedicó un saludo, acompañado por Charlie Benante y su esposa, Carla Harvey. La emoción era palpable. Acto seguido, regresamos al frente del escenario para ser testigos de una actuación estelar de Pantera que hizo temblar la tierra.
La noche del primer día culminó de manera apoteósica con la presentación de los titanes Slayer. Un espectáculo brutal de luces, fuego y metal nos envolvió por completo. ¡Vivimos en carne propia una de las únicas cinco presentaciones que ofrecieron el año pasado, y como un regalo invaluable, nos obsequiaron el setlist! Al finalizar este show épico, aún en la primera fila, vimos pasar a Bill Kelliher, uno de los talentosos guitarristas de Mastodon, a quien saludamos con entusiasmo y recibimos una cálida respuesta.
El segundo día nos regaló momentos memorables desde temprano con el potente sonido de Architects. El mosh pit durante la presentación de Daron Malakian and Scars of Broadway fue, sin duda, uno de los más intensos del festival. Mastodon nos deleitó interpretando su álbum fundamental «Leviathan» en su totalidad, esa joya que los catapultó a la fama tras «Remission». Rise Against, fieles a su estilo, encendieron a la multitud con su energía contagiosa y su mensaje político. El ritmo ska-punk de Dropkick Murphys nos puso a bailar sin parar. La llegada de Evanescence nos rodeó de jóvenes metaleros acompañados por sus padres, creando una atmósfera intergeneracional única. Para cerrar la jornada con una explosión de energía, Corey Taylor y Slipknot se adueñaron del escenario, dejando al público exhausto pero eufórico.
El penúltimo día del Aftershock nos ofreció presentaciones fascinantes. Una de las más esperadas fue la de Fugitive, una superbanda que reunió a integrantes de Power Trip, Impalers, Creeping Death y Skourge, brindando un espectáculo que dejó a muchos boquiabiertos. La anticipación por ver a Ice-T y Body Count era palpable, y su energía en el escenario, así como su interacción con el público, superaron todas las expectativas. Fue una experiencia que valió cada segundo. Un contraste nostálgico llegó con Aaron Lewis y Staind, quienes, a pesar de su ya conocido discurso político, nos transportaron a las épocas del Family Values Tour y a nuestra juventud.
Al caer la noche, encontramos un lugar privilegiado para presenciar la majestuosidad de Rob Halford, el dios del metal. Parecía que el tiempo no había pasado para él, entregando una actuación poderosa como si estuviéramos en la década de los 80. En otro escenario, Anthrax hizo vibrar al público con sus inconfundibles riffs, cortesía del legendario Scott Ian. El cierre de este día estuvo a cargo de los icónicos Iron Maiden. Bruce Dickinson, como siempre, se entregó por completo a sus fans. La disposición del escenario llamó especialmente nuestra atención, con Nicko McBrain ubicado en el centro, de alguna manera encapsulado, ofreciendo una perspectiva única de su maestría. Sin duda, uno de los momentos cumbre del festival.
Sobreviviendo a tres días de comida rápida, excesos de colesterol y azúcar, llegamos al cuarto y último día. Parece sencillo decirlo, pero cuatro días de festival a nuestros cuarenta y tantos años son una verdadera hazaña. En uno de los escenarios más pequeños, vimos a nuestro querido Dino Cazares junto a Tony Campos destrozarlo todo con Fear Factory. Creemos firmemente que merecían un escenario más grande, ya que miles de personas se congregaron para verlos.
Durante una de nuestras recargas de energía en el área de prensa, tuvimos la oportunidad de conocer a Ryan McCombs, el carismático cantante de Drowning Pool. Compartimos un rato con él, un gran tipo, y le expresamos cuánto disfrutamos su show. Su amabilidad fue notable.
Apoyando el talento mexicano, nos dirigimos a otro escenario para ver a Resorte. Fue realmente curioso y motivo de orgullo ver a tantos estadounidenses rockeando sus canciones. Si bien había público de ascendencia latina, la cantidad de personas caucásicas disfrutando del espectáculo fue impresionante. En este mismo escenario, el legendario Tom Morello, guitarrista de Rage Against The Machine, nos deleitó mostrando sus guitarras icónicas, sus efectos distintivos, su discurso habitual sobre el sistema e incluso invitó a su hijo a tocar en el escenario. En este último día también disfrutamos de Seether, la banda sudafricana conocida por su emotiva canción «Broken». Aunque muchos esperaban la colaboración en vivo con Amy Lee, la canción no fue interpretada en esta ocasión, lo que no opacó en absoluto su sólida presentación.
Por otro lado, Tatiana Shmaylyuk, la enérgica vocalista de Jinjer, encendió a toda la audiencia con su potente voz y presencia escénica. En uno de nuestros cambios de escenario, nos encontramos con David Draiman, el icónico cantante de Disturbed, quien, sin poses de rockstar, se acercó a saludarnos antes de subir al escenario donde ofrecerían un espectáculo memorable en uno de los escenarios principales.
El gran final del Aftershock Festival llegó con la presentación de Mötley Crüe. En lo personal, lo que más me impactó fue la virtuosa guitarra de John 5 y la poderosa batería de Tommy Lee. Creo que fue un cierre espectacular para un festival inolvidable. No cabe duda de por qué Aftershock se ha consolidado como el festival de metal más grande de la costa oeste y, sin lugar a dudas, ¡el mejor festival al que hemos asistido!
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