Fotografía de Flor Garduño: lo poético del instante
Arte

Fotografía de Flor Garduño: lo poético del instante

Dentro del panorama visual de México, la fotografía de Flor Garduño se erige como un puente atemporal entre la realidad documental y el misticismo del realismo mágico.

Discípula de gigantes como Manuel Álvarez Bravo y Mariana Yampolsky, Garduño ha logrado desarrollar una voz propia que no se limita a capturar lo que el ojo ve, sino lo que el alma intuye.

Su obra es una celebración del blanco y negro, donde la luz no solo ilumina los cuerpos, sino que parece emanar de ellos, convirtiendo cada impresión en un objeto sagrado que desafía la inmediatez de la era digital.

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La herencia de los maestros y la búsqueda de la luz

La formación de la artista fue fundamental para definir el rigor técnico que hoy admiramos en la fotografía de Flor Garduño. Al trabajar como asistente de Álvarez Bravo, aprendió que la fotografía requiere paciencia y una veneración casi mística por la luz natural.

Esta influencia se refleja en su dominio de la plata sobre gelatina, técnica que utiliza para crear texturas que parecen palpables. Su paso por los proyectos editoriales de Yampolsky también fue clave, pues le permitió acercarse a la vida rural e indígena de México desde una perspectiva de respeto y dignidad, alejándose del folclorismo superficial.

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fotografía de Flor Garduño

Testigos del Tiempo: una mitología latinoamericana

Uno de los hitos más importantes en la fotografía de Flor Garduño es, sin duda, su serie «Testigos del Tiempo«. En este proyecto, la fotógrafa recorrió comunidades indígenas de México y Sudamérica, capturando rituales, paisajes y rostros que parecen suspendidos en un tiempo circular.

Sus imágenes no son registros antropológicos fríos; son composiciones donde lo humano y lo natural se funden en una danza simbólica. La fotografía de Flor Garduño en esta etapa nos regala visiones donde los animales se vuelven tótems y los objetos cotidianos adquieren una carga ritual poderosa.

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fotografía de Flor Garduño

El cuerpo femenino como paisaje sagrado

En obras posteriores como «Inner Light«, la fotografía de Flor Garduño giró hacia una exploración más íntima y abstracta del cuerpo femenino.

Para Flor, la mujer no es un objeto de observación, sino una fuerza de la naturaleza, una entidad conectada con los ciclos de la tierra y el agua. Sus desnudos son paisajes de piel y sombras que celebran la fertilidad, la fuerza y la espiritualidad femenina.

Esta mirada ha sido fundamental para reivindicar el papel de la mujer fotógrafa en México, ofreciendo una perspectiva donde la delicadeza y el poder conviven en una armonía visual absoluta.

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fotografía de Flor Garduño

La fotografía de Flor Garduño como resistencia cultural

Hoy en día, la fotografía de Flor Garduño es estudiada en todo el mundo como un ejemplo de integridad artística. En un contexto saturado por la imagen efímera, su trabajo nos obliga a detenernos y a observar el silencio.

Al concatenar su biografía con sus temas recurrentes, entendemos que Flor Garduño es la identidad que observa, el mito que se manifiesta a través del lente y la luz que revela la verdad interna de los sujetos.

Su fotografía es, en última instancia, la especie de belleza que se niega a ser olvidada, recordándonos que el arte es la forma más pura de preservar la memoria de un continente.

Periodista (Carlos Septién García). Exploradora de la cultura alternativa y la disidencia. Lee mi columna para un análisis de derechos humanos e impacto social en la urbe. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig: @bruja_amapola