Marina Abramović, la artista serbia reconocida como una de las principales figuras de la performance contemporánea. Ha explorado los límites del cuerpo, la mente y las emociones humanas. Esto, a través de sus obras desde la época de 1970. Su trabajo se centra principalmente en temas como el dolor, la resistencia, la vulnerabilidad y la conexión entre el artista y el público. Frecuentemente llevándolos a situaciones extremas en el arte performativo. Uno de sus actos más polémicos es «Rhythm 0» (1974), donde se mantuvo inmóvil durante seis horas mientras los espectadores podían usar 72 objetos, entre ellos algunos peligrosos como cuchillos y una pistola, sobre su cuerpo. Esta obra visibilizó los extremos de la participación pública en el arte.
En «The Artist is Present» (2010), Marina Abramović sentó a visitantes del Museo de Arte Moderno de Nueva York frente a ella para mirarse en silencio, generando encuentros profundamente emocionales. Otra de sus obras controversiales, «Rhythm 5» (1974), que involucró un círculo de fuego, en el cual casi pierde la vida tras desmayarse debido a la falta de oxígeno. En «Rest Energy» (1980), realizada junto a su entonces pareja Ulay, sostuvieron un arco y flecha apuntada hacia ella, explorando la confianza y el riesgo. En la actualidad, Abramović continúa siendo una figura disruptiva en el mundo del arte.
Melquíades Herrera, pionero del arte del Performance en México

“Seven Easy Pieces”: el polémico acto en la serie de Marina Abramóvic
Recientemente fue invitada al podcast Fashion Neurosis, donde reveló detalles de las performance en su trayectoria artística que más la han marcado en su vida. Entre sus polémicas presentaciones se destacó la serie de 2005, “Seven Easy Pieces”, en el Museo Guggenheim de Nueva York. En la cual se masturbó durante ocho horas seguidas. La serie, que incluyó varias actos, se desarrolló a lo largo de varios días en el museo y estuvo dedicada a la difunta amiga de la artista, Susan Sontag. Fue la dinámica del segundo día en la que Marina tomó como inspiración al artista Vito Acconc. Quien años previos desarrolló una performance llamada ‘Seedbed’. Donde se escondió debajo de una rampa en la Galería Sonnabend en Nueva York y se masturbó. Mientras unos altavoces lo reproducían hablando de sus fantasías de gente caminando sobre él.
Abramovic le describió a Bella Freud en el programa, que aquella, había sido una experiencia «agotadora». «Tuve que hacer esto durante siete horas; creo que tuve más de cinco orgasmos. Fue realmente difícil porque al día siguiente tuve que hacer otra performance. Estaba agotada», aseguró. Dijo que quería recrear «Seedbed» desde la perspectiva de la «energía femenina». Lo que la impulsó a añadir la performance a la serie “Seven Easy Pieces”. Su conversación con la diseñadora surge tras los comentarios que Marina Abramovic hizo a la revista New York Magazine. Donde afirmó que «nunca se había concentrado tanto en su vida». «El problema para mí, con esta pieza, fue la ausencia de la mirada del público: solo el sonido. Pero oí que la gente se lo pasó genial; ¡fue como una gran fiesta allá arriba! Terminé con nueve orgasmos«, dijo.
Los performances más ridículos del arte contemporáneo

Según NY Arts, Marina le dijo una vez al curador del Guggenheim que el «elemento tabú» inicialmente la «intrigó» y eso la atrajo a la idea. Así como también el «elemento escultórico» de su performance artística de Acconci. Al hablar específicamente de «Seedbed» de Acconci, reconoció que enfrentaba un problema biológico. «Este es muy complicado porque los hombres producen esperma, pero las mujeres producen algo más», explicó. “Tener orgasmos en público, excitarme con los visitantes que están por encima de mí. ¡No es nada fácil, te lo aseguro!». Describió lo que es para ella un orgasmo, «un momento tan importante», que puede hacerte «sentir la vida, conectar con la naturaleza, los pájaros, las rocas, los árboles; todo se vuelve luminoso y hermoso».

Vic Vertigo
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